━━ 20. mission

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◖𓈈﹗ ﹙ capitulo veinte ﹚
❛ ▬▬ MISIÓN . . . ❜

      Lilith había tenido unos días largos en el infierno, unos en dónde las horas pasaban sin ser notadas y el tiempo en la tierra avanzaba más rápido de lo que recordaba, bueno, algo que ocurría siempre que la mente se estancaba en una idea, un ...

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Lilith había tenido unos días largos en el infierno, unos en dónde las horas pasaban sin ser notadas y el tiempo en la tierra avanzaba más rápido de lo que recordaba, bueno, algo que ocurría siempre que la mente se estancaba en una idea, un momento, una conversación o una persona. En el caso de Lilith, el ángel caído llenó su mente con la imagen de unas alas gigantes, del blanco más puro en el cielo y tan brillantes como el mismo sol que le dio vida. La sociedad lo había catapultado en características repulsivas, se convirtió en el símbolo de la inmoralidad, el mal, el pecado, el deseo impuro. Fue y será la justificación de las malas acciones que hacen los individuos propios y libres -lo que sea para no aceptar los errores-, lo llaman el pecado original y el creador del mal. Lilith siempre había visto hipócrita este planteamiento, claro que su afección por la primera mujer influía en su perspectiva opuesta a la mayoría, sin embargo, le gustaba pensar por qué toda maldad del hombre se la acudía a Lucifer y no al hombre y, ahora, sabiendo cuan mortal podían ser su intenciones, creía que la culpa no estaba en nadie, ni siquiera en Dios. A veces, no había magia que pudiera explicar el actuar de los seres.

En el infierno no quedaban muchos demonios que conocieron a Lucifer, los más antiguos habían muerto y la palabra de la reina comenzaba a ser una muy subjetiva; ella no se atrevería a decir barbaridades de las personas que amaba, apenas podía admitir los errores de su madre, su voz se volvía débil y temblaba, el dedo en su mano no paraba de golpearse contra su pierna y pensaba que vomitaría. ¿Cómo podría la reina decir algo malo sobre el amor de su vida? Lilith tampoco podría, pensaba en Dean y todo lo que odiaba que hiciera, pero cuando hablaba de su existencia decía lo buen hombre que era.

Era difícil descifrar a Lucifer. Lo escrito en millones de documentos brillaban por la ausencia de veracidad, le parecían risibles las exageraciones extravagantes, las acciones irreales y la fantasía a favor de la ideología dominante, nadie hablaba con hechos reales -y con obvio razón-, ¿Quién conocía a Lucifer? En el infierno no había demonio tan antiguo y vivo que lo recordara en su tiempo de rey. La única era la reina y, como se había prometido, no era una palabra fiable. Llegó al punto en el que juraba jamás lo conocería antes del gran evento y tampoco estaba tan segura que lo quisiera conocer. No tenía otra solución que esperar y confiar que el cara a cara demostrara lo equivocada que estaban las personas, así como siempre demonizaron a la primera mujer. Ella era una reina con unas cualidades propias de una reina humana, no había tanta diferencia.

-Mi reina -un lacayo de cuerpo menudo, orejas grandes y manos temblorosas se presentó en el salón del trono en dónde la reina estaba sentada hacía horas escuchando las necesidades del reino-. Mi nombre es Hugo, y er, estoy, er, estoy aquí para pedir un ascenso en mi trabajo, he estado durante los últimos cien años ayudando a Dar, siendo su asistente. Yo, yo, yo creo que estoy cualificado para ser un demonio de encrucijada.

La reina lo escuchó atentamente y dejó correr unos cuantos eternos segundos antes de abrir la boca.

-¿Qué opinas Lilith? ¿Debería ascenderlo? -Le preguntó a la bruja que estaba a su lado sentada en una silla muy incómoda, apenas podía moverse o rasgaría su vestido, por lo que sus piernas se estaban quedando duras y se había clavado más de una vez las puntas de las alas de ángeles esculpidas en hierro.

LIKE A PRAYER│DEAN WINCHESTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora