Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 11: ᴘʀɪɴᴄᴇsᴀ

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—No puedo creer que (T/N) se haya perdido otra vez

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—No puedo creer que (T/N) se haya perdido otra vez. — bufo Satoru

— Yo no puedo creer que se haya perdido aún estando con nosotros.

— Ella tiene la culpa, ¿Para qué se alejó de nosotros?

— Seguro lo hizo por qué encontró algo

Los dos se encontraban aún en el tercer piso buscando a la joven. Ya habían revisado todas las habitaciones pero no lograron encontrarla, ni a nadie más, ni siquiera una maldición.

Ambos subieron al otro piso para seguir buscando, pero seguían sin encontrarla.

— ¿No sientes algo raro?—  preguntó Geto

—¿Raro?

—Es una sensación diferente, es como si las maldiciones estuvieran pero a la vez no. Incluso la energía de (T/N) está presente, pero no del todo.

— Pienso que algo está interfiriendo, podría ser la maldición más fuerte.

Geto ya había liberado unas cuantas de sus maldiciones, pero sentía lo mismo, algo interfiriendo.

— Debemos darnos prisa y encontrar a (T/N).

Dieron dos pasos y detrás de ellos se escuchó un ruido, ambos se dieron la vuelta y vieron a la chica caminando lentamente, casi arrastrando los pies, estaba herida y debía apoyarse de la pared.

Geto inmediatamente corrió hacia ella. La joven se separó de la pared y avanzó hacia él, pero no tenía suficiente fuerza por lo que cayó en sus brazos. Gojo solo observaba la escena, algo andaba mal, muy mal.

— (T/N) ¿Qué sucedió? — preguntó el pelinegro.

Ella mantenía la cabeza baja, aferrándose a él. Geto miro a su compañero con un rostro preocupado.

— Suguru, debemos avanzar. Tenemos que dejarla aquí. —  el albino ordenó son seriedad

— ¿ De qué estás hablando? ¿Perdiste la cabeza? No podemos dejarla aquí herida y sola

— No es...

Satoru no pudo terminar su oración, la joven ya había puesto demasiada fuerza en el brazo de Geto causándole un fuerte dolor.
Gojo rápidamente la empujó y jaló hacia él a Geto, para que el pelinegro quedara detrás de él.

Ella se tambaleó pero recuperó la fuerza y pudo sostenerse por sí misma.
Al levantar la cabeza vieron un rostro distinto al de (T/N). Aquella persona no era su amiga, era una maldición.

Desapareció de su vista y al instante apareció detrás de ellos dándole un golpe a Geto e intentando golpear a Satoru, pero el albino con su infinito logró evitarlo.

— ¿Estás bien? —preguntó el albino

— Sí

— Yo me encargo de ella, tú ve a buscar a nuestra (T/N), la verdadera.

Tʜᴇ ᴏɴᴇ ᴛʜᴀᴛ ɢᴏᴛ ᴀᴡᴀʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora