Capitulo 6

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Ya había pasado una semana sin tener noticias de aquel hombre, ese "eres solo mía" seguía en la mente de la muchacha, se sentía tan bien con pertenercerle. Dentro de esas cuatro paredes, porque lo cierto era que seguía con su novio, aquel muchacho sonriente que la acompañaba a casa después de clases. Tras el fracaso de la noche juntos, y otros mini fracasos de encuentros exprés en los baños de la escuela, su relación había vuelto a como era al inicio, solo cosas tiernas, como volviendo al romance, a conquistarse mutuamente. Con él tenía el amor que su alma infantil y soñadora había anhelado, mientras que con el desconocido tenía toda esa pasión y deseo que jamás creyó querer.

Se acercaba la fecha de la fiesta anual de la empresa de su padre, gracias a eso estaban tan distraídos que no notaban su constante ausencia, no notaban lo obsesionada que estaba con un hombre muy mayor y como lo buscaba entre las tiendas del centro comercial. Por suerte tampoco notaban como se tocaba en la noches pensando en él. Ni notaron el nuevo juguetito que había adquirido el día anterior, y que no se atrevía a probar aún.

Gracias a su distracción el novio de la chica había conseguido que les permitieran una noche de películas en la casa, obviamente en el sofá de la sala para estar a la vista de todos. Así que estaban sentados en el sofá cubiertos con una manta acurrucados comiendo golosinas, mientras él la rodeaba con un brazo, ella descansaba la cabeza en su hombro y su mano sobre el abdomen plano del muchacho. Tras un rato sintió los dedos del muchacho colarse bajo su blusa dando suaves caricias en su piel, así que ella repitió el gesto metiendo la mano bajo su camisa, la manta ocultaba las caricias prohibidas mientras el padre de la menor aún daba vueltas por la casa hablando por teléfono.
Se atrevió a bajar un poco su mano para quitar el broche de su pantalón y así poder meter su mano bajo las prendas. El muchacho la miro asustado pero ella le restó importancia con un guiño coqueto, acarició el miembro de su novio lenta y suavemente, sintió los dedos de él enterrarse más en su piel mientras a su vez sentía endurecer el falo en su mano.

Con su pulgar la chica acariciaba de forma circular el glande de su novio, cuya respiración se había acelerado y aunque mantenía la vista en la televisión ella se daba cuenta de que no estaba viendo. Cuando los pasos pesados del padre de la menor se dirigieron a su oficina entre gritos molestos por algún problema con su asistente, la chica no tardó en bajar la cabeza hasta la pelvis contraria y así comenzar a chupar el ya erecto miembro de su novio. Subía y bajaba la cabeza lentamente, acariciando con su lengua, las venas de ese miembro no eran tan marcadas pero aún así siguió su camino con la lengua. El padre se escuchaba dando vueltas en su oficina por lo que continuaba chupando el miembro del chico pero esta vez sin tanta profundidad ni brusquedad, solo con suavidad usando su lengua para intentar darle mayor placer. Sintió la mano del chico en su cabeza guiando sus últimos movimientos antes de sentir el caliente líquido en su lengua, trago el semen del chico y limpió un poco con su lengua antes de volver a acomodar las prendas justo a tiempo, segundos después el padre salía de la oficina terminando la llamada.

Cruzó miradas con su novio intentando ambos quitar la sonrisa que tenían tras su travesura, a ella le encantó, al fin tuvo algo de adrenalina con su chico aunque él seguía pareciendo algo conflictuado. Él había sido educado como un caballero y sus sentimientos hacia la menor eran de un profundo amor por lo que en su mente siempre estaba lo de hacer bien las cosas para no arruinarlo, no sabía que su chica necesitaba algo de adrenalina en su vida.

—Me voy a la cama, en la cocina tu mamá les dejó otras golosinas. Se portan bien

Esto último lo dijo como advertencia de broma, en la mente del padre su niña jamás haría algo indebido, probablemente creía que era virgen aún, con mayor razón teniendo un novio tan educado y caballeroso. Así que subió tranquilo las escaleras suponiendo que nada pasaría, mientras su hija lo veía partir saboreando la corrida de su novio aún. Esperaron que se escuchara la puerta de la habitación principal y luego atacaron sus labios con ímpetu.

Al cabo de unos minutos la chica ya estaba sentada sobre el muchacho frotándose en su miembro esperando que se pusiera duro, tenía muchas ganas de montarlo, tenia muchas ganas de tener sexo, se había obsesionado. El muchacho no lograba que su miembro se endureciera nuevamente, apenas tuvo una semi erección que tuvo que utilizar la chica pues ya no quería esperar más.
Lo tomó con su mano y con dificultad lo metió en su cavidad comenzando a moverse con cuidado. Entre besos y pequeños saltitos sobre su miembro semi erecto la chica seguía sintiendo que le faltaba algo más, poco a poco fue logrando que su erección creciera, y aunque seguía siendo más pequeño que el de aquel hombre que le fascinaba, le servía para calmar esas ansias de sexo que tenía a diario. Tenia el control para poder moverse a su antojo, para callar sus gemidos el muchacho le puso la mano sobre la boca, y aunque sabia que era solo para no ser descubiertos le gustó que tuviera ese control sobre ella.

Sus movimientos eran cada vez más rápidos, descubriendo cómo se sentia mejor, pequeños saltitos que por suerte no eran tan sonoros. Hizo movimientos circulares descubriendo que si se movia de adelante hacia atrás se sentia aún mejor así que mantuvo ese movimiento disfrutando del placer que le daba moverse así. Cerró sus ojos y aunque no era su intención, aquel hombre apareció en su imaginación y ya no era su novio a quien estaba montando, en su imaginación era aquel hombre y a él le gustaba más rudo. Así que sus movimientos fueron más intensos y en poco ya había logrado su orgasmo, abrió los ojos y al encontrarse con su novio se asustó un poco pero al parecer lo hizo a tiempo pues él gesticulaba que se apartara porque se iba a correr. Así que rápidamente la muchacha se apartó y se arrodilló para meter el miembro en su boca justo a tiempo para recibir su segunda carga.

El hombre de la tiendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora