El día de la fiesta anual había llegado, un radiante vestido rosa cubria el cuerpo de la muchacha, nada demasiado elegante pues tanto para sus padres como para los amigos de sus padres ella seguía siendo una niña. Por ello el vestido que su madre le había regalado era de un rosa pálido, con un diseño más infantil de lo que hubiera querido. Pero su novio quien usaba un traje demasiado grande para él no dejaba de repetirle que estaba hermosa.
Saludaban a los amigos de su padre, muchos hombres mayores que conocía prácticamente desde que tenía memoria, al cabo de un rato su cabello estaba algo desordenado de tantas veces que le tocaban la cabeza con la clásica frase "estas toda una señorita, yo te conocí cuando eras así", estaba agotada de fingir la sonrisa pero al menos el chico le ayudaba a arreglar esos cabellos sueltos y la llenaba de cumplidos.No el tipo de cumplidos que le gustarían a ella, no cosas como lo que le diría aquel hombre mayor que creía ver al fondo de la sala. ¿Acaso estaba alucinando ya? Entre tantos hombres con traje uno destacaba para ella. Sabia que no podía preguntar así que estuvo atenta a todo lo que los amigos de su padre dijeran al respecto, lo único que logró fue que al parecer era un nuevo inversionista que intentaban convencer para que se uniera.
Lo mantuvo bien vigilado, tras la cena el alcohol abundaba y las conversaciones se volvían más sonoras, risas de hombres poderosos bastante ebrios moviendo su barriga. Pero aunque siempre vio un vaso en la mano de aquel hombre, este se veía igual de tranquilo que antes.
—Sígueme
Su novio la sacó de sus pensamientos y aprovechando la acalorada conversación de los adultos fue con el muchacho, quien la llevó a uno de los tantos baños de ese lugar. Tan solo entrar ahí sus labios se unieron en un beso intenso, él le pidió que bajara y se arrodillara, ella sin dudarlo lo hizo. Pero aunque ya era bastante buena en el sexo oral, su novio no pudo lograr una erección. Se excusó con el miedo a ser descubierto y la invitó a salir del baño, pero ella se negó diciendo que se quedaría ahí a descansar un poco.
Lo vio salir por la puerta y volteo mirándose al espejo desilusionada, pero no pasaron ni dos minutos cuando la puerta volvió a abrirse y como si se tratara de un sueño, aquel hombre mayor había entrado cerrando la puerta tras de si. Ni siquiera se movió, lo vio por el reflejo del espejo, se pegó a su espalda y comenzó a frotarse contra su cuerpo respirando agitadamente en su oído, sentia el bulto de su pantalón contra sus nalgas a través de la tela del vestido.
—No parece que te hayas divertido con ese niño...
Le dijo al oído, ¿o sea que la había estado vigilando? Su pelvis se apartó un momento y por el reflejo lo vio concentrado en ponerse el condón tras abrir un poco sus pantalones, su miembro semi erecto pero que jamás fallaba. El hombre le alzó un poco el vestido y bajó sus bragas suavemente con una sonrisa en su rostro, comenzó a frotar su miembro ahora entre sus labios vaginales que no tardaban en lubricarlo con sus fluidos.
—Te ves adorable hoy, ¿lo hiciste para provocarme? Desde que te vi llegar que quiero follarte...
Sus palabras eran apenas un susurro en su oído pero aún así su tono de voz podría parecer incluso molesto. La muchacha sintió el glande en su entrada comenzando a penetrarla suave pero como era de esperar la embestida profunda no tardó sintiendo como si la estuviera abriendo en dos.
—Pareces una niña... nadie imaginaría que eres mi puta...
Decía en su oído, estaba claramente en estado de ebriedad, mirando a la chica por el reflejo mientras su pelvis se movía con fuerza contra ella, quien no pudo siquiera pedir más suavidad porque la mano del hombre cubría su boca mientras se movia rápidamente contra ella. Fue sintiendo como se adaptaba a él, al tamaño de su erección que crecía en su interior y acariciaba cada parte de sus paredes internas provocando un gran placer.
La otra mano del hombre se iba a su cuello ahorcandola un poco más fuerte de lo que hubiera querido quizá, apenas podía respirar, cada profunda embestida provocaba que se golpeara con el lavabo sobre el que se estaba sosteniendo. Pero vio sus ojos en el reflejo, casi negros de excitación, las venas en sus manos marcadas mientras la tomaba con fuerza, jadeando en su oído y susurrando de vez en cuando cosas.
Y ella algo despeinada, con los ojos llorosos y la cara roja por la dificultad para respirar, totalmente controlada por él, con los ojos casi en blanco cada vez que se movia de una forma más satisfactoria para ella. Verse así le recordó aquella primera vez con él en el centro comercial, cuando le había follado la boca y había despertado eso en ella, esa calentura constante que en ese momento le hizo sentir mayor placer y que él bajara la mano de su boca hacia su clitoris para acariciarlo con fuerza solo hizo que terminara por tener su orgasmo sintiendo las corrientes de placer por todo su cuerpo, tuvo que cubrir ella misma su boca para no gemir y gritar tan fuerte como había sentido ese orgasmo.Sus paredes internas aprisionaban más la erección del mayor quien dio una última y profunda estocada antes de susurrar le con una sonrisa.
—Abajo, hora de tragar lo que te encanta zorra
No podía negarse ni a la orden ni a la afirmación, pues sí, por alguna razón a la muchacha le gustaba sentirlo correrse en su boca.
Se apartó rápidamente y se arrodilló frente a él, quitando el condón llevó directamente la erección a su boca chupando como sabia que le gustaba, profundo, abriendo su garganta con su glande provocando algunas arcadas que ambos ignorarian. Nuevamente casi sin poder respirar, sintió ahora las manos del hombre en su cabeza y alzó la mirada hacia él, y al parecer era lo que esperaba pues segundos más tarde sentía el caliente y espeso líquido en su garganta. Fue tragando su corrida, moviendo su cabeza lentamente aún chupando mientras se iba corriendo, lo sacó de su boca para respirar y sacando la lengua recibió las últimas gotas de su semen.Él la levantó para ponerla nuevamente frente al espejo, ella miraba su reflejo jadeante, despeinada, con una mirada oscura. El hombre le subió las bragas lentamente para luego acomodar bien su vestido y pegar su cuerpo contra ella otra vez. La miraba con una sonrisa, esa sonrisa de superioridad, sabiendo el poder que tenía sobre ella, sabiendo que él le daba lo que su novio no. Sabiendo que ese cuerpo le pertenecía.
—Así es como se debe ver una zorra como tú...
Decía pasando el pulgar por sus labios donde una gota blanca quedaba, la chica abrió sus labios sin chistar recibiendo su dedo en la boca. Lo chupó tal cual lo haría con su miembro, y el lo metía profundo tal cual lo hacía cada vez que la tenía de rodillas para él.
—Una niña como tú merece ser bien atendida... ven a verme esta noche. Ve con este mismo vestido.
No era una pregunta, era una orden. Y como siempre ella cumpliría esa orden por muy difícil que fuera.
—Ahora sal de aquí, supongo que debes besar a tu novio, espero no note el sabor de mi semen en tu boca...
Entonces su sonrisa se amplió, él se sentía todo un ganador seguro, y la expresión de pánico en la chica debió ayudar a ese sentimiento. Ella no lo había pensado, acostumbraba a cumplir sus órdenes, no a pensar como ocultarlo después. Y el tampoco le dio tiempo, arregló un poco su cabello, y quitando el dedo de su boca simplemente la empujó a la puerta y ella no tuvo más remedio que salir.
Fue directo hacia el bar pidiendo unos jugos esperando que su novio no la descubriera. El hombre mayor jugaba sucio, quería marcar su territorio de alguna forma y ella siempre caía en sus trampas. Y no podía evitar disfrutar de caer en sus trampas.
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El hombre de la tienda
Teen FictionResubiendo la historia que me borró wattpad. Una adolescente en búsqueda de dinero en una tienda, y un hombre con dinero de sobra, ¿qué podría pasar?