Capítulo 7

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                                                                                             SOL

     Me faltaba el aire, pero no estaba dispuesta a tener un ataque de pánico delante de él. No le daría esa satisfacción. Nur me odiaba y actuaba en consecuencia. ¿Qué había pasado con aquel niño dulce al que yo recordaba? Si cerraba los ojos podía verle tan claramente... Cómo preguntaba por todo, parloteando sin parar, cómo pasaba el dedo por un lateral de la tarta que aún estábamos terminando juntos, para probar un poco de la crema de mantequilla, dulce y coloreada. Era una idiota por pensar que para Nur aquel momento había sido tan especial como para mí. Era obvio que no. De haberlo sido, me habría tratado al menos con un poco de consideración, pero cada vez que nos mirábamos podía notar la ira y el dolor dentro de él.

     Me senté en el callejón tras comprobar que se había ido y repetí las respiraciones que me había enseñado Emma, con los ojos cerrados volviendo a mi centro. Cada vez me resultaba más fácil controlar las emociones que me hacían daño, pero había sido un largo recorrido plagado de recaídas.

⎯¿Sol, todo bien? ⎯Cris había salido del restaurante para avisarme, como cada día.

⎯Sí, en un rato vendrá Nur. Empieza ahora.

⎯¿El nuevo?

⎯Ajá.

⎯Pues viene a tiempo para el briefing, entonces. La comida ya está lista.

⎯Cris, una cosa. No lo comentes con los demás, pero, es el hijo de Jacques.

⎯¿Qué? ¿Y lo vas a tener aquí? ¿En serio?

⎯Mira, él y su madre se fueron hace tiempo, nunca pidieron nada, aunque tenían todo el derecho del mundo. Pero Jacques... ya sabes cómo era.

⎯¡No me hagas hablar, que si empiezo no termino!

⎯Nunca se ocupó de ellos, Cris. Guillaume lo recomendó como sabes, él no tenía ni idea de que yo seguía aquí. No quería trabajar con nosotros, le he insistido yo.

⎯Pero ¿por qué? Ya nos apañaremos, buscaremos a otra persona.

⎯Siento que se lo debo, ¿sabes? Sé que no es cosa mía, pero de alguna manera quiero arreglarlo. Era un niño la última vez que le vi, bueno, en realidad no le vi muchas veces. Se cuentan con los dedos de una mano. Pero he hablado de él tantas veces, discutí tanto con Jacques por él, por desentenderse... He pensado mucho en él todos estos años. Sobre cómo estaría, si necesitaría algo, si sería feliz. ¿Me entiendes? Ahora tengo la oportunidad de ayudarle y lo voy a hacer.

⎯Lo que tú digas, solo espero que no te equivoques con él. El ADN es el ADN.

⎯No es como él. Ya lo verás ⎯mentí, con la duda aún en la cabeza.

⎯Pero en la cocina será uno más, ¡nada de distinciones! Si no da la talla...

⎯La dará.

⎯Será como el resto.

⎯Eso sobra decirlo. Somos una familia todos, pero cuando hay que exigir, se exige a todos por igual. ¿Cuento contigo entonces, para guiarle y enseñarle?

     Asintió a regañadientes, justo cuando Han asomó la cabeza a través de la puerta trasera avisándonos a ambas para comer.

     Me gustaba especialmente volver a los servicios del restaurante por ese momento en concreto. Cuando nos sentábamos todos en torno a la mesa y repasábamos los detalles de la cena mientras comíamos juntos. Cada día se encargaba un miembro diferente del equipo de hacer la comida del personal, y desde que yo estaba al frente, se daba libertad total, únicamente ajustada a un presupuesto.

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