LA CRUELDAD DEL AMOR

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Joel entro inesperadamente, en la habitación de Jazmín. Venía cargando varias cajas que dejó sobre la cama.

— El señor Howart le ha enviado estas cosas para que sé lo ponga —le anunció el mayordomo

Jazmín sintió que el estómago le daba vueltas. ¿Iba a permitirle salir de allí? Y se acercó con rapidez a las cajas y las destapó, observando que dentro había un hermoso vestido largo de seda color azul, ropa interior negra de encaje fino, medias, y unos zapatos dorados preciosos. En las otras cajas había más ropa, todo esto asombro mucho a Jazmín.

— La quiere lista en media hora, Así que dese prisa.

Después de decir aquello con un tono que no admitía réplica, Joel abandonó la habitación.

Cuando Malcolm llegó medía hora después, ella ya estaba completamente vestida admirandose ante el espejo el vestido le quedaba precioso se pegaba a su cuerpo como un guante, el escote pronunciado mostraba la parte superior de sus turgentes senos, ese vestido era demasiado escotado y sé sintió un poco incómoda ya que ella nunca se había puesto algo asi. Volvió y sé miro en el espejo estaba hermosa como esas modelos de las redes sociales, de eso no tenía duda y esos tacones le calzaban perfectos. Y mentalmente sé pregunto — ¿ Pero a dónde iremos?

— Tenemos una fiesta privada en uno de los casinos
Jazmín sé sobresalto al oír su voz y se giró con rapidez para verlo de frente. Malcolm estaba parado en la puerta y al parecer había leído sus pensamientos

— He, preparado una fiesta especialmente para tí y con sonrisa maliciosa añadió — Y creme que te va a encantar.

Malcolm estaba apoyado en el marco de la puerta con las manos dentro de los bolsillos de los pantalones, vestía un traje cris que le quedaba a su medida resaltando la solidez de su cuerpo y esos zapatos negros era de cuero Italiano a la hora de vestir Malcom no escatimaba en dinero.

Jazmín lo miró de arriba abajo y él le pregunto
— ¿ Quieres saber algo?
Y ella nerviosa respondió
— Yo... es que.... quiero saber ¿ En dónde estaba usted? Cómo hace cuatro días no venía a casa.
Malcolm respondió con un rictus de enfado — Y a tí que mierda te importa yo dónde estaba. Ahhhh, que sea la última y primera vez que me preguntes cosas de mi vida privada.

Jazmín sé quedó de piedra como era posible que él, le respondiera así de esa manera. Apesar de todo ella era su esposa y tenía derecho a saberlo, pero todo esto no lo expreso en voz alta. Pero volvió hacerle otra pregunta — ¿Tengo que llamarlo Amo delante de las personas que estarán allí? Y ¿Tengo que llevar esto puesto? Pregunto llevándose las manos hasta la gargantilla que brillaba en su cuello.

Malcolm le respondió de manera cortante — La respuesta a las dos preguntas, es Sí enfatizó muy bien esa última palabra y Lugo añadió —. Por el hecho que hayamos pasado una noche juntos en tú cama déjame decirte —. Que nada ha cambiado, ni cambiará entre nosotros —. Estemos donde estemos solos o acompañados debes de seguir llamándome Amo, eso es lo que soy para tí ¿O lo has olvidado durante estos cuatro días?

Jazmín enrojeció de furia y pensó ¿De verdad va hacerme esto? Pero de qué se extrañaba, parecía que para él su única misión en la vida era humillarla. A pesar de todo lo que ella había creído ver en él. La noche que hicieron el amor hasta altas horas de la madrugada. Tal vez ella se empeliculo porque nada en él había cambiado ¡Que estúpida soy! Y volvió a tomar su papel de sumisa y respondió — No, Amo. No lo he olvidado. — Solo pensé que no le gustaría que la gente supiera como trata usted a su esposa.

Malcolm camino hacia ella y se paró en frente la miro con atención y colocándole un dedo en el mentón le levanto el rostro y le dijo.
— Me importa un comino lo que la gente piense de mí, sus comentarios son como chicle pegado en la suela de los zapatos es una incomodidad pero de fácil solución.
— Jazmín el verdadero poder no está en el dinero, ni en las propiedades está en la información — Y tengo mucha información de esa gente. Muchos van a mis cabaret  a buscar putas y muchas mujeres también me llaman a mí. Algunas buscan amante que les haga lo que sus esposos no son capaces de hacerles. Jazmín entrecerró los ojos brevemente la idea de imaginar a Malcolm acostándose con otras mujeres no le hacía ninguna gracia al contrario, le daban unos celos incontrolables. Él leyó claramente lo que pasaba por su linda cabecita y no pudo evitar echarse a reír. ¡Vaya, vaya! ¿Su mujercita estaba celosa? ¿En serio? ¿Después de todo lo que le había hecho pasar? Le ofreció su brazo, divertido. No iba a sacarla del error, ni iba a decirle que igual que tenía putas para los hombres, también tenía hombres que ofrecían los mismos servicios a las mujeres, pero de una manera bastante más discreta—. Vamos esclava y cuando estemos allá. No te apartarás de mi lado en ningún momento, y no hablarás a no ser que te hablen primero. ¿Has entendido? -Sí, Amo.

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