Cuando el chófer se marchó a cumplir sus órdenes, Malcolm se giró y la miró. Jazmín estaba
en la misma posición en que la había dejado. No era visible desde donde había estado el chófer,
pero la próxima vez eso no sería así. La verían, ¡oh, sí! Pero no ahora. No quería traumatizarla
demasiado. Aún no. Todo iba a ir poco a poco.
— A hora te llevaré conmigo a casa le anunció.
—Sí, mi Amo. —Después de una leve vacilación—: Ella pregunto ¿ Señor, puedo vestirme?
—No —contestó, contundente.
Jazmín sé estremeció. ¿Pretendía que se pasease por todo el casino así, desnuda? No, no
podía ser tan miserable. Malcolm adivinó sus pensamientos, pero no la sacó de dudas. No
pensaba obligarla a caminar desnuda entre sus hombres, aún no. Le permitiría usar su gaban, que
colgaba inerte en el perchero, para cubrir su desnudez. Pero nada más.
— En casa harás todo lo que te diga, sin vacilar. ¿lo has comprendido?
—Sí, mi Amo. —Someterse a él como si ella fuera una más de sus criadas. Tiritó de rabia.
—¿Tienes frío? —Malcolm sabía que no era así. El calefactor estaba encendido el despacho estaba muy cálido.
—No, mi Amo.
—¿Por qué tiemblas, entonces? ¿No te gusta, tu nueva vida?
Sabía que no le gustaba, pero quería saber si recordaba qué debía responder.
—Sí, mi Amo. Sí me gusta.
Malcolm soltó una carcajada, burlándose de ella otra vez.
Jazmín cerró los puños con fuerza.
Las rodillas empezaban a dolerle de estar arrodillada por tan largo tiempo y sus burlas la ponían enferma.
Quería gritar, salir corriendo, vomitar... matarlo. Acabar con su sonrisa de suficiencia de una vez.
—Así me gusta, que digas lo que quiero oír y no lo que piensas realmente. ¿Sabes por qué? —la
fustigó con la mirada —. Porque tu opinión no le interesa a nadie, y a mí, es que menos. Eres mi esposa a ojos de todo el mundo, fuera del casino. Pero aquí dentro, y en nuestro hogar, no eres más que una esclava para mi placer, sin poder para nada. La puta más vieja está por encima de ti. ¿Te ha quedado
claro?
—Sí, mi Amo —dijo con la voz temblorosa. A punto de soltarse en llanto. Cuanto odio acumulado en su contra. Y cuánto odio
se estaba gestando en su propio corazón. En apenas dos horas, había conseguido que lo aborreciera como nunca a nadie. Ella sabía que odiar era pecado, pero con él no podía evitar ese feo sentimiento lo odiaba y mucho.
El timbre del celular de el sonó, y el contesto al tercer timbrazo. No sin antes decirle.
—Adelante, tápate con mí gaban
Y en señal le indico el perchero.
Ella sé quedó paralizada, sé suponía que tenía que ponerse su propia ropa.
—Que coño esperas dijo el molesto.
Jazmín hizo lo indicado y luego comenzó a recoger sus prendas del suelo, él fingía que estaba concentrado en la llamada telefónica, pero estaba atento a todos los movimientos de ella.
—. ¿Mañana hacemos eso? — Decía él a la persona que hablaba al otro lado de la línea, está noche no podré, porque es mi noche de bodas y estaré muy ocupado con mí mujer.
La otra persona hablo ella no escucha lo que decía. Solo lo que él respondió
—No es necesario, Cristóbal. A mi mujercita no le gustan las fiestas. Pero ya tendrás la oportunidad de conocerla, ok. Y disculpa que corte la llamada pero ella está impaciente por ir a casa—contestó él con una
sonrisa ladina, y giró la vista hacia Jazmín.
— Tan pronto colgó la llamada, le dijo nos vamos ya. — lo dijo en un tono impaciente.
La tomo del antebrazo y prácticamente la arrastró por todo el casino, y la subió al auto.
Luego se dirigió al chófer y le dijo que el manejaría el auto y que tenía ese fin de semana libre.
El chófer muy curioso la quedó viendo y Malcolm con voz ruda le dijo — Ella es mí esposa
El chófer dijo — ¿su esposa?. No sabía que él señor estuviera casado.
— Desde hoy lo estoy — Así que ya vete.
Pero el empleado siguió ahí quieto como anonadado, viéndola fijamente.
Malcolm sé dió cuenta y pregunto con una sonrisa — ¿Esta bien buena mi mujer cierto Federico?
Él hombre sin ningún respeto dijo — Buena si está la morena y sé relamio los labios.
Jazmín no podía creer que un empleado hablara con su jefe de esa manera y además ella siendo su esposa y de inmediato recordó las palabras de él que para la sociedad ella era su esposa, pero que dentro de los casino y en su casa ella no valía nada. Y una rebelde lágrima salió de sus hermosos ojos crises dándose cuenta de la realidad hasta un chófer hablaba morbosamente de ella y él no hacía nada para que la respetarán. Si, su vida de matrimonio sería así con faltas de respeto ella tendría que hacerse respetar al menos de los empleados y con ese pensamiento se irguió en el asiento del copiloto y con fuerza apretó sus prendas en su pecho y cuando Malcolm sé subió dispuesto a conducir, ella miro fijamente al frente y no lo voltio a ver, pero sí podía sentir su mirada penetrante cómo dos flamas.
Después de casi treinta minutos el auto se aparco frente de una mansión.
Malcolm la guió por un lujoso pasillo decorado con buen gusto hasta unas escaleras. Se
cruzaron con un par criadas que la miraron un poco sorprendidas. Jazmín mantenía la cabeza gacha y miraba al suelo.
Llegaron a una escalera y subieron al piso superior. Pasaron por delante de varias puertas de
buena calidad, detrás de las que no se oía ningún ruido. Sé detuvieron delante de una y bajaron lugo hacia un sótano la tenue los alumbraba y ella observo asombrada que allí habían varios objetos extraños, pero lo que más le llamo la atención fue algo parecido a una cruz era de gran tamaño y muy alta.
Él noto su mirada y dijo — Esto una cruz en forma de X, de grandes dimensiones, un poco más que la de un humano, que se utiliza para atar de brazos y piernas a la persona que se desee dominar. De esta manera, quien permanece amarrado a la cruz, queda a merced de su dominador, con las piernas y brazos abiertos — Y es aquí donde te voy a montar. Te amarrare de esos grilletes, tus manos y pies. — Luego te abriré las piernas y afeitare tú hermoso coñito.

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EL CHANTAJE
Historia CortaJazmin Sanders, una jovencita de veinte años hija única de un comerciante Afroaleman. Jazmín es hermosa, orgullosa, decente y con valores cristianos. Los cuáles la hacen ser demasiado pudorosa. Ella se ve obligada a contraer matrimonio con un hombre...