Ella (capítulo 3)

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Los dos chicos eran en cierta parte parecidos, ¿de qué forma?, los dos tenían  una vida de pocos amigos, conocidos y demás.


Al siguiente día, entusiasmados de hablar se despertaron temprano (más de lo normal para los dos) y se arreglaron, tanto el uno para el otro, para que se encuentren guapos entre ellos mismos.

-Hola Gabriel, ¿Cómo estás?

-Bien, ¿tú?

-Bien, mira te invito hoy a charlar un rato y ver el jardín de mi mejor amiga.

Sonrojado Gabriel asintió –Si claro, buena idea.

-Bueno.


Paso la tarde y llego el momento de ir hacia el "jardín" de su amiga que en realidad era el de su difunta abuela.

Llegando ahí se "instalaron" y  empezaron a ver una cantidad de flores de todas las formas y colores.

-Le tengo algo de miedo a las rosas.

Suspiraron.

-¿Por qué?

-Creo que son como las personas.

-¿Cómo?

-Lindas por fuera pero por dentro oscuras, agrias...

-No todas las personas son así.

-No trato de generalizar, me refiero a algunas.

-¿Cuáles?

-Las hipócritas.

En algo estaba de acuerdo Gabriel y era en que también creía eso, aunque no culpando a las rosas.

-Me gusta tu manera de ver las cosas, algo así como fantasía relacionado con la realidad.

-Las rosas son reales.

No supo que decir, se quedó frio por algunos minutos y ella giro hacia él.

-¿Te gusta alguna flor en especial?

-Los girasoles me gustan, son bonitos.

-A mí también me gustan.

Sonrieron.

-¿Te gustaría ir a comer?

-Pero pagas tú.

Asintió –Claro.

El día paso y estos dos chicos enamorados pasaron su tarde juntos aunque aún sin insinuarse algo más allá de amistad.

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