Ella

Ella (capítulo 11)

Me desperté y seguía ahí, dentro del camión pero ¿ella? En donde estás –me pregunte- se supone que yo me iré en dos días, tú no puedes irte aún... Salí de la cabina a buscarla, mire la parte delantera y tampoco estaba el conductor, de repente empezó a salir el sol y nadie iba a buscarme, quizá se fueron y se olvidaron de mí, quizá no volveré a mi casa.

Se había empezado a hacer tarde y seguía perdido en aquel barranco que habíamos caído, baje pero sólo había un río y era muy turbulento, subí y era imposible subir así que seguí a la derecha, buscando a alguien, estaba desesperado y pase horas caminando pero no encontraba a nadie.

De repente se hizo tarde, así que iba a dormir en alguna piedra, en el césped, ¿Quién sabe? Pero estaba desesperado, no quiero dormir –me dije- y seguí en mi camino, pasaron las horas y no encontraba nada, sólo césped y árboles, arbustos y animales silvestres, flores y piedras pero, ¿Dónde están los humanos?

Les diré algo y es que no tenía ni la más remota idea sobre cómo salir de ahí, estaba un tanto desesperado, volvió a amanecer y yo no tenía sueño –que raro- quizá la desesperación, o no sé, pero yo seguí mi camino.

Mientras caminaba recordaba toda mi vida, recordé cuando estaba en el cole, recordé las tardes con mis amigos jugando fútbol, play o cualquier cosa para niños, recordé a mi mamá; De repente recordé a esa chica, la sentí ahí conmigo, dándome animo ¡Vamos Gabriel, encuentra ayuda! Me decía o bueno, eso sentí.

¿No hay final? Me preguntaba, tres días caminando y sigo sin ver nada, decidí parar  aunque no sentía cansancio o agotamiento, medite un buen rato, pensé en mi vida, pensé en esa chica, en mi madre, pensé en mi futuro, mis planes, mis metas... Mis sueños.

De  repente oí una voz –Gabriel, Gabriel- decía, vi una luz muy lejos, pensé que de ahí provenía aquél mensaje –Dale Gabriel, vamos- casi que gritaba y yo la seguía, corría, estaba de cierto modo feliz "oh me salvare" pero también estaba extrañado, eso era algo raro, -Por favor Gabriel, hazlo por mí- ¡ESA CHICA! Claro, la voz era de ella así que me impulse más, corría, corría y corría pero no llegaba jamás a esa luz.