Nota (07/01/2024): Debido a ciertos comentarios tengo que poner esta advertencia para los nuevos lectores (y pido disculpas a los que se aventaron el fic sin una advertencia ENORME, aunque en los tags ya está dicho, pero es mi culpa pues sé que ya nadie suele leer los tags) en fin, no sé cómo encontraron esta historia, si les apareció, vienen de algún otro fic mío o simplemente lo encontraron en alguna lista de lectura, no importa, sin embargo he de decirles que si vienen buscando algo soft, lindo o con un FINAL FELIZ NO lo van a encontrar aquí, sigan buscando y por su bien físico y mental váyanse, no busquen algo que saben no quieren ni necesitan.
***
Siendo el esquizofrénico que es, Izuku continuó, por las noches, hablando solo a un Señor Bestia que probablemente escuchaba sus quejas por el olor, susurradas, pues aunque parecía que el pecoso era alguien extrovertido por hablar tan suelto solo, no lo era en absoluto.
Las conversaciones de un sólo lado duraron alrededor de dos meses en los cuales su clóset creció y su T-Rex apareció, híper perfumado con la espesa fragancia de Bestia: sangre, sudor y un asqueroso aroma a semen. Maldito degenerado.
Y si bien aquello era de cierta forma una buena noticia, también aquejaba otra mucho peor: su vida estaba tirando lentamente hacia una espiral sin retorno, una espiral en la cual era obvio su destino: pertenecer a una Bestia de la cual solo conoce su olor.
Todos saben que las Bestias no son una especie monógama, así que es obvio que compartiría su lugar con muchos humanos más, igual o más tontos que el.
¡Y el problema volvía! Izuku sabía que necesitaba muchas cosas, entre ellas: Terapia, Afecto y Atención. Lastimosamente encontró lo más cercano a lo último de forma para nada sana, y eso mismo lo haría desear seguir y aceptar lo que le ofrecieran.
Pensaba, con su corta edad y nula experiencia, que era tremendamente inteligente, pero no lo era. No era más que un chiquillo con problemas de afecto que se aferró de forma estúpida a una de las especies más tóxicas y peligrosas que jamás existirán. Pero hey, mínimo tiene a su T-Rex.
El señor Bestia siguió con su comportamiento después de eso, en el salón de clase sus compañeros se alejaban totalmente de él; nadie quería estar involucrado con alguien que apestaba a Bestia. Si antes no le hablaban por ser un rarito, ahora nadie le hablaría por oler a semen. Genial.
Su mamá le besaba las mejillas con cariño, la señora era ajena a aquello que aquejaba a su retoño, pues jamás podría olerlo.
Y eso a Izuku, de forma rastrera, le alegraba. Suponía un problema menos del que preocuparse.
Dejó de buscar ofertas educativas para su nivel superior, ¿De qué servía si de cualquier forma, con aquella Bestia detrás, no duraría nada...?
Si, quería su romance adolescente, pero no se refería a ésto.
Aunque dudaba que el Señor Bestia avanzara más es su loca forma de actuar, lo hizo. Como todas las mañanas, el pecoso pasó a una de esas tiendas que están abiertas las veinticuatro horas por su capuchino matutino antes de la prepa, mentalmente preparado para la cara de asco que le haría el dependiente, cuando ocurrió.
Como si de alguna novela de cliché barata se tratara, lo olió antes de verlo. El espeso aroma que él mismo cargaba como propio en la piel, enterrado entre las uñas, entre cada cabello verdoso y rizado.
Le entró en la nariz como una brisa, y aspiró el aire como si de un maldito adicto al Chucky se tratara.
Su estómago era un revolvedero, no sabía por qué emoción dejarse llevar, tenía curiosidad, tenía miedo, tenía ira y tenía ganas de correr lejos, pero tenía ganas de buscar aquella fuente de un olor tan desagradable, pero que con el pasar de las semanas y meses configuró para tomarlo como un espacio seguro.
Por uno de esos espejos redondeados miró una enorme espalda cubierta por una chaqueta formal negra, unos cabellos rubios cenizos en picos y, lo último que notó, fue un arete algo largo que le colgaba de alguna oreja. Ahí. Ése es mi Señor Bestia.
Los ojos saltones se le llenaron de lagrimitas, quería ir y gritarle que le dejara en paz, que no quería estar con él, pero también quería correr y colgarse de ese grueso cuello para pedirle que lo llevara lejos, que le quitara sus preocupaciones, que ya no quería vivir.
Finalmente, apretó tan fuerte el termo de cartón que contenía su capuchino que explotó, haciendo un desastre y de paso quemando su mano ya de por sí llena de cicatrices por tanto cocinar.
Gritó, obviamente. Llamó la atención del dependiente de turno que le dijo un escueto, “No se mueva, ahora lo limpio”
Parece que le pegaron goma a sus tennis rojos. Y era gracioso, pues nunca le hacía caso a nadie salvo su madre, y ahí estaba: sin poder moverse, la mano quemada por capuchino, con su Señor Bestia detrás y tarde para la prepa, de regalo.
“¿No querías hablar conmigo, llorón?”
Nota Rápida pq me está llevando la vrga:
Wattpad no me está sirviendo, yo de por sí escribo en GD para evitarme éstos errores, pero para hacer más “rápido” el proceso de editar revisar y subir los capítulos, los acomodaba aquí en borradores, pero pasó que wttp me reseteó o desapareció alrededor de cuatro partes, no se borraron en mi drive, pero aquí ya no están. Estoy tratando de arreglarlo, tengan paciencia por favor. 😭😭
A éste paso todos nos vamos alv a Ao3 q dicen jsiajajaj.
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humano || katsudeku
Fiksi PenggemarEn un mundo donde más del 80% de las personas tienen ascendencia bestial, Izuku solo puede desear tener una vida tranquila. Después de todo, él no es más que un simple humano con la esperanza de cumplir su mayoría de edad sin ser secuestrado para sa...