lluvia

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Las calles vacías para su suerte, la noche oscura y el lugar siendo iluminado por luces de faroles. Las veredas estaban levemente indundadas, las calles se veían bonitas por el agua y la luz que chocaba en ella. Una noche de invierno, día en la semana, casi dos de la mañana.

Sus piernas se movían lo más rápido que podían, intentando no chocarse con alguna boludes e intentando contener la risa mientras iban agarrados de la mano.

— pará wacho, mirá!— Carre señaló un lugar donde había un pequeño techo, estaban casi cerca de entrar al centro. Corrieron unos pocos pasos más, hasta quedarse ahí abajo y volver a recuperar el aire.— no doy más.— tiró un fuerte suspiro y se agarró del hombro de Iván.

El contrario también estaba cansado, solo que no lo demostraba tanto.

Las gotas de lluvia se volvían más densas y la chapa arriba de ellos hacía bocha de ruido, ya empezaba a molestar.

— ¿no hay otro lugar?— Iván miró dónde pudo, y no encontró nada.— que paja, nos vamos a quedar acá hasta que pare?

Rodri lo miró a los ojos.— es la que hay, encima los otros se re desviaron del camino boludo.

Iván pensó. Recordó lo que había dicho Angie, le iba a hacer la segunda y separarlos del grupo para que estén Iván y Rodri solos. Y lo logró, lo que cambiaba es que la lluvia no estaba en sus planes.

— ¿habrá una heladería abierta?

— no creo que haya una a las dos y media de la mañana.— Iván frunció el ceño, el ruido empezaba a molestarlo más.— ¿corremos y buscamos otro techo que no sea de chapa?

— nos vamos a re enfermar, que paja.

— y bueno, ¿vamos?

Iván aprovechó y estiró su mano, para que Rodri la agarre sin pensarlo. Esta simple acción los ponía nerviosos a ambos y les llenaba el corazón.

Empezaron a correr otra vez, a dónde sea, adentrándose más al centro donde seguramente habría un techo más grande por algún local.

Pasaban uno o dos autos, lo normal. La lluvia los mojó por completo pero aún así seguían corriendo, hasta que Iván se cansó y no daba más.

— banca boludo, espera.— dijo agitado, sin soltar la mano de Rodri, recuperando el aire.

— amigo estamos hecho sopa.— tiró una leve risa, viendo el pelo todo aplastado de Iván y pegado a su cara. Le parecía lindo.— sos re mami Iván, como no vas a correr más.

— boludo, no hago nada de actividad física, un toque más y se me salía la rodilla.

— re mami, Iván.— lo seguía molestando.

Rodrigo al ratito notó como no se soltaban las manos, y eso le daba ternura.

En una chocan miradas otra vez, por unos segundos, parpadeando a cada rato por el agua que chocaban sus párpados. Iván pensó, como siempre, en lo lindo que es Rodri. En lo lindo que se ven sus ojitos cuando sonríe. En lo lindo que es siempre.

Sintieron una leve electricidad recorrer sus cuerpos y una ola de nervios los consumió, creando un momento apenas tenso pero para nada incómodo.

— che, vamos.— Rodri cortó el momento, solo por nervios. Empezó a caminar para que Iván lo siga y empiecen a correr otra vez.

Capaz no era el momento, capaz no se sentían listos aún.

Total, eran dos adolescentes muy enamorados y nerviosos.

Spreen x Carre | one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora