no te da

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¿Era posible verlo mucho más lindo de lo normal? Era quedarse plasmado ahí, admirando su belleza.
Tal escena que se podría apreciar con una melodía de fondo, una melodía de algún tipo de música clásica que podría representar la manera en la que Iván miraba a Rodri: completamente enamorado. Hipnotizado.

Con el mentón apoyado firmemente en la palma de su mano derecha; su vista caída y clavada en él. En sus movimientos, sus gestos, sus labios que se movían al hablar. Sus ojos, hermosos ojos.
Para ser sinceros, Iván no había prestado tanta atención en las cosas que contaba su amigo, y se excusaba diciendo que era su culpa por ser un lindo de mierda.

Ese lindo de mierda que lo tenía flechadizimo mal, que lo tenía consumiendo sus pensamientos con imágenes de su linda carita.

Lo odiaba por eso, pensar en él todo tiempo hasta cuando hacía stream. Era imposible, pero ahí estaba. Lo distraía un montón.

Pensarlo, una cosa. Tenerlo de frente, otra. Las ganas que tenía Iván de besarlo, no se podían explicar.

Cómo si el universo hubiera escuchado sus pensamientos, Rodrigo nota la mirada perdida de su amigo y decide hablarle en un tono más fuerte dirigiéndose directamente a él para que lo escuche de una vez.

— ¿me estás escuchando, pelotudo de mierda? ¿o me querés besar que tanto que me miras los labios?

— sí.— respuesta que salió en automático.

— ¿eh?

Iván salió de su trance al darse cuenta. Pero antes de ponerse nervioso, quiso empezar un jueguito.

— si amigo, te quiero besar, ¿cuál hay?— se acomodó, separando su menton de su mano para ponerse un toque más derecho en la silla.

La idea en mente de Iván era poner un toque nervioso a Rodri, pero no funcionó.

Rodrigo levantó apenas los hombros y en un segundo se le acercó peligrosamente, haciendo que el corazón de Iván casi se detenga por lo cerca que estaban.

— mirá que encaro de una, sin drama.

— no te da besarme, Ro.

— a vos no te da besarme, porque sos re mami, gil de mierda.

Y un deseo que tanto anseaba Iván, se hizo realidad. No de la forma romántica como él internamente no negaba que quería, pero por lo menos lo besó. O bueno, Rodri lo besó.

Unos dos minutos, más o menos, para separarse.

— ¿no me da?— sonrió Carre, a unos centímetros lejos de la cara de Iván.

— no te da besarme otra vez.— sonrió también.

Y sí, le dió.

Spreen x Carre | one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora