Experimento 097 (Pausada)

Experimento 097 - Capítulo 2

Despierto con un toque en el hombro.

Normalmente es un molesto sonido que es hecho al lado de mi oreja. Pero este nuevo guardia no es como los demas. El es...

Gentil. Si, esa es la palabra. Lleva tres dias aqui y no me ha golpeado, electrocutado o hablado de una forma que no sea amable. Cada vez que lo veo, veo un poco de su hermana. Pero no es como si hubieramos entablado una amistad.

Aqui nadie puede hacer amistades, por que no sabes en que momento un suero haga una reacción no esperada y la persona involucrada simplemente cese de existir.
Nada es seguro en esta vida y jamas hay que dar por sentado nada, por que en un parpadeo todo se puede ir al carajo.

-- Es hora de ir al laboratorio - me dice haciendo una mueca. Yo simplemente asiento y salgo del poco confort que me da la cama en la que he dormido en estos ultimos ocho años. Y ni siquiera cama es. Es solo una especie de mesa con una sabana medio gruesa y otra sabana para cubrirme.

-- ¿Esta Skevian? - pregunto con mi voz un poco ronca de mi reciente sueño y el guardia solo asiente. Skevian me ha estado viendo como un maniaco desde que mis heridas sanan más rápido. Francamente solo hace que mis ganas de huir aumenten más.

Al llegar al laboratorio veo que en una mesa hay varias jeringas con liquidos de diferentes tonalidades en ellas, en otra hay varios tipos de cuchillos. Mis ojos se abren grandes cuando la comprensión me abraza. El oxigeno abandona mis pulmones y todo se empieza a poner borroso. Tropiezo con la nada y caigo de cara contra el piso.

El guardia, al que todavia no he preguntado nombre por temor a que descubran que esta infiltrado en las instalaciones y se lo lleven, me levanta del piso con cuidado y me coloca en la mesa de experimentación en una posicion prona.

-- Hola linda - dice Skevian acercandose a mi - esto no tardara mucho y dudo que estes despierta para siquiera sentirlo.

Tras decir esto se asegura de amarrar mis extremidades y en mi brazo derecho coloca una banda elastica para hacer que resalten mis venas. De pronto la puerta del laboratorio se abre y entra la tercer mujer que mas odio en este planeta. La doctora Vonderschoft. Quien al igual que Skevian esta obsesionada con crear el humano perfecto. Aunque para este punto de mi corta existencia dudo que yo siga siendolo.

-- Me alegro de que haya podido venir doctora, y he de decirle que ha llegado justo a tiempo para probar el RC28.

-- Basta de charlas querido Damon, es hora de trabajar por un bien común - tras decir esto sonríe siniestramente. Un nudo se forma en mi garganta y por unos segundos cruzo mi mirada con la de mi guardián. Puedo distinguir lastima, lo que interpreto como un "Aqui estare cuando esto termine". Asiento levemente y enfoco mi mirada en la lámpara aue cuelga del techo. Siento un piquete en el brazo seguido de un fuerte dolor que corre desde mi antebrazo hacia el resto de mi cuerpo. Grito. El dolor es demasiado. Siento como si mis venas estuvieran en llamas. Aprieto los dedos de mis pies lo mas que puedo y cierro la boca para dejar de gritar, pero el dolor de ese momento no es nada comparado con el dolor que siento cuando el suero llega a mi corazón. Encorvo mi espalda intentado alejarme de la horrible sensacion de mi corazón siendo traspasado miles de veces por pequeños alfileres. Siento que
mi cara y cuello se tornan color carmesí y mis ojos quieren salir de sus orbitas. Y asi, tan pronto como el dolor llego, se fue. Mi respiración es pesada, trato de que el oxigeno llegue a mis pulmones pero no parece se suficiente.

Luego llega lo peor.

Vanderschoft me quita la bata dejando mi palido cuerpo sin su unica protección en esa habitación. De la mesa de los cuchillos toma un bisturí y en mi muslo derecho hace un corte profundo de lo que calculo son tres pulgadas, sin cortar ninguna vena importante.