XIII. Conclusiones apresuradas

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Lan WangJi fue consumido por la angustia y la preocupación. No por enfrentar a su secta natal, sino por abandonar el lado de Wei Ying.

No había pasado demasiado tiempo desde que Wei WuXian expuso su desesperanza y la pérdida de fe en el mundo. Sobre sus deseos de volver a la tierra porque el mundo real era demasiado difícil de enfrentar.

Afortunadamente se había mantenido tranquilo y sus conversaciones progresaron con mayor civilidad. Wei WuXian ya no se horrorizó ante un constante estado de alerta; encontrando un poco de paz en la compañía con Lan WangJi.

Sin embargo, siguió preocupado, y no pudo contener sus intenciones de pedir, rogar a Wei Ying que no desistiera tan rápidamente. No sabia que palabras dar o como tratar de animar, para demostrar que aún habían cosas buenas en el mundo por las cuales vivir.

Se sintió inmerso en el paso. Los trece años de ausencia no parecieron servir de nada. Nada más que prolongar el dolor de una herida abierta y el autorreproche por arrepentimientos.

Volvio a sus veintes, como un discípulo joven con una vision reducida a blanco y negro, preocupado por el temperamento de Wei Ying, y al mismo tiempo incapaz de hacer nada para ayudarle.

Lan WangJi llegó al pico de la montaña. A puertas del Yunshen Buzhichu hizo aterrizar a Bichen. Su presencia, ganó la atención de los guardias, quienes contuvieron el cotilleo sobre su aparición.

A Lan WangJi no le importó. Similar a hace trece años, se adentro en los terrenos celestiales. Subió la escalinata con la gracia de un inmortal y camino a encuentro con su destino.

En esta ocasión no había herido a nadie. No existió razón por la cual ser azotado, o por la cual ser golpeado, tampoco tuvo nada que temer siendo SiZhui y Wei Ying a salvo en la posada de Caiyi.

Trato de no elaborar suposiciones. Angustiarse con escenarios hipotéticos y ficticios nunca fueron su fuerte. Sin embargo, desde que comenzó a volar, medio shichen atrás, sus únicos pensamientos fueron la tragedia y la fatalidad.

Aún se preocupaba por la delgadez de Wei Ying, su comportamiento extraño producto del tiempo encerrado en un arreglo maldito y el encuentro con Lan Yuan.

Habiendo atravesado el segundo jardín interior y los arcos del siheyuan, en dirección, al YanShi; se percató de la presencia de un segundo individuo. Al girar sobre su hombro vislumbró la forma imponente y diplomática de su hermano mayor.

A su lado, una figura familiar. Con un ceño fruncido que no ocultó el horror y la frustración, se presentó Lan QiRen.

"XiongZhang, Shufu" llamó a la par que realizaba las respectivas reverencias.

Su hermano no reconoció el gesto cortés y su tío dio desaires ante sus palabras.

Antes de que Lan WangJi tuviese oportunidad de decir nada, Lan QiRen hablo: "Los ancianos ya han sido informados de este asunto"

Lan WangJi no pudo evitar mantener la mirada fija en el suelo. Fue como volver a sus años de infancia. Castigado, incriminado por haber roto un sin número de reglas por el simple anhelo de ir en búsqueda de su madre como cada mes.

"Shufu, puedo explicarlo, yo-..."

"Se ha dictado la ejecución de Wei WuXian" interrumpió el anciano Lan.

Lan WangJi se pasmó. Su corazón dejó de latir y la máscara de frialdad se quebró para exponer a un hombre herido. Lan Huan, que parecía igual de conmocionado, se torció ansioso y busco el rostro de su hermano menor en aras de exponer su desconocimiento en el tema.

Alma encadenada a la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora