III. Lamentos pasados

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"Shufu ya ha dado su veredicto" habló Lan XiChen.

Lan WangJi, postrado sobre una cama, apenas tuvo fuerzas para buscar su mirada. El dolor y la traición aún quemaban en su interior, pero aún así, fue incapaz de maldecir o repudiar a su hermano.

Tras la... muerte de Wei WuXian se había convertido en la única persona que permaneció a su lado, y curó sus heridas con cuidado.

Lan WangJi no era idiota, supo que parte de la motivación de tales atenciones partieron de la culpa. Del estado miserable en que los ancianos le dejaron lisiado al punto en que, aún meses más tarde, era incapaz de sentarse por él mismo; de siquiera levantar los brazos sin abrir la carne expuesta de su espalda.

Lan Huan apenas titubeó en sus palabras. Su atención se centró en el semblante miserable de su hermano menor. No hubo expectación, anhelo o preocupación. En su mirada de ámbar puro encontró resignación y miseria.

Y XiChen supo que su hermano aguardaba la muerte para poner fin al dolor en su corazón; siendo la presencia de un pequeño niño lo que le privó de sucumbir a sus heridas.

"Shufu no aceptó tú petición." Vagó por la habitación tratando de distraerse, pero fue inútil. "Los sabios tarde o temprano se negaran de igual manera" susurró.

Lan WangJi sintió, por primera vez en meses, una emoción quemar. La amarga bilis ardió en su garganta y sus ojos se llenaron de rencor. Forzó una pose erguida en un intento lastimero, pero solo logró yacer sobre sus rodillas.

"¿Por qué?" fueron sus primeras palabras en semanas. "¿Por qué se niega?"

Luchó por tranquilizar a WangJi, pero fue un despropósito. Cuanto más trataba de apaciguar el carácter de su hermano más perturbada sonaba su voz. El sobre esfuerzo cobró factura en el segundo jade, y de su nariz se escurrió un hilo de sangre fina que no molestó en limpiar. Sus ojos, anteriormente dorados, estaban rojos de sangre ante el sobre esfuerzo.

Lan XiChen ocultó sus manos con culpabilidad detrás de su espalda, y luchó por serenarse. Notó la huella que dejó la forma de Lan WangJi sobre su cama y el rojo fue tan intenso que le dolieron los ojos.

"¿Por qué?" exigió nuevamente. Lan WangJi se negó a dejar ir el tema. La traición fue evidente así como el dolor que causó la carne abierta.

Los vendajes sobre su espalda se empaparon rápidamente, y el tejido a medio sanar se desgarró. La respiración de Lan WangJi fue profunda e ignoró con obviedad el hedor a óxido y sal que provocaba su propia sangre.

"WangJi, deberías recostarte, tus heridas se han abierto"

Lan WangJi apartó a su hermano de un manotazo, Lan XiChen trató de no parecer herido por el abrupto.

Se apartó y dio espacio a su hermano para que se serenara y sólo entonces habló. "Creo que no me he explicado de manera apropiada"

"Explica" le exigió WangJi con un tono endurecido, cuyos dientes rechinaron por la agonía.

"Shufu negó tú petición de tomar al niño Yuan como tú hijo. Cree que no es apropiado" Antes de que Lan WangJi intentase salir de la cama, XiChen lo contuvo. "Aún así, los ancianos accedieron a proporcionarle el apellido Lan... en realidad, siguen discutiendo el asunto. Se hará una votación en la próxima conferencia de informes. Se te permitiría tomarlo por sucesor"

Pero no como tú hijo, entendió Lan WangJi. Y sintió la bilis subir por su garganta a manera de náuseas.

Lan WangJi el ardor en el pecho evidenció enojo y furia, más no supo a que canalizarlo; no pudo entender porque la tristeza se entremezcló, provocando deseos incontenibles de llanto. Aún así, no dio oportunidad a su hermano de notar tal fragilidad.

Alma encadenada a la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora