Lan WangJi apenas pudo soportar el peso de su corazón romperse.
Cuando entró a la habitación, luchó contra la debilidad que arremetió contra su persona. A punto de desvanecerse, cerró la puerta con cuidado, dejando fluir las lágrimas que mantuvo recelosamente durante el camino de vuelta.
Durante el angustiante trayecto, se recordó una y otra vez que debía ser fuerte. Mantener la compostura se convirtió en una prioridad a fin de tranquilizar a un nervioso SiZhui.
Por el sonido de su llanto y gritos desgarradores, entendió que el chico había recordado cosas desagradables, y no deseo imponer más cargas sobre su persona. Pero, sostener a Wei Ying en brazos, respirando, aparentemente vivo y devuelta después de todo ese dolor, obró en él, le sobrecogió; convirtiéndole en una masa inestable de sentimientos encontrados.
Fue aterrador. Perturbador reconocer que su amor yació en aquella charca siniestra, que su agotamiento le superó tras una lucha insana por salir a la superficie.
No pediría razones, no exigirá, ni se impondría. Había cambiado. Muchas cosas habían cambiado en los últimos años. No lo dejaría atrás.
Jamás ansío dejarlo atrás.
Solo quería disculparse por no haberlo intentado un poco más.
Por fallar.
Por no estar a su lado en aquel momento.
Habiendo protegido la habitación con talismanes insonorizantes se permitió desahogar sus sentimientos.
Se rompió, y con ello, deseó gritar hasta que se le desgarrara la voz.
Lan WangJi se abrazó a Wei WuXian con más fuerza, pero sin que la misma hiciese ningún daño. Y se permitió lavar con lágrimas el peso de los últimos trece años.
Años de anhelo, de devastación y alivio. Y su corazón derramó sentimientos que considero muertos hacía mucho tiempo atrás.
Había un latido débil.
Eso fue suficiente para él.
El cuerpo de Wei WuXian yació lánguido y sin fuerzas. Lan WangJi se percató de la ligereza, y se asustó al no recordar tal estado de delgadez.
Supuso que su memoria había bloqueado el aspecto de ese último y trágico encuentro con Wei WuXian.
Solo después de un llanto liberador fue consciente de su preocupación. Temeroso a ganar el odio eterno de su amado. Incluso que este no le recordara. Lo más aterrador fue que el daño hecho a Wei WuXian lo mantuviese atrapado dentro de su propia mente, y su cordura se hubiese perdido para siempre.
'Piérdete...', recordó.
Se estremeció. Solo un instante más tarde forzó a sus pensamientos reenfocarse.
No importa, se dijo.
No importaba si era un desconocido para Wei Ying, y sus sentimientos jamás eran revelados de nuevo. Lan WangJi había hecho una promesa; sobre cuidar de Wei WuXian como debió haber hecho. Pero esta vez, la cumpliría.
La posadera llamó en compañía de un empleado, lo que distrajo sus pensamientos. El hombre subió la tina y comenzó a llenarla con agua caliente.
La anciana no ocultó su preocupación por el cuerpo inerte entre sus brazos, y los evidentes signos de llanto.
"¿Está bien?" pronunció la anciana.
Lan WangJi recompuso su expresión, con gran amabilidad y cortesía respondió con cierta inseguridad: "Estará bien pronto"
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Alma encadenada a la sangre
Fiction généralePerturbadores sueños amenazan las noches de descanso de Lan Yuan. Las voces de los muertos guían su camino hacia el LuanZang. En sus andanzas, encuentra aquello que su padre perdió hace trece años. O- SiZhui experimenta terribles pesadillas y est...