VII. La agonía de un joven hombre parte II

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Habiendo superado el bosque de árboles muertos, y un río de agua estancada de pútrido hedor, los jóvenes Lan tomaron un descanso para protegerse de una inesperada ventisca capaz de arrastrar corteza y rocas.

Fue inverosímil, SiZhui estaba casi convencido en que los Túmulos funerarios eran conscientes de su presencia y trataban de atacarles cuanto más se acercaban a su destino.

Lan JingYi se había reído, restando importancia al asunto "Estás siendo paranoico, no existe algo como el LuanZang consciente, SiZhui"

Sin embargo, las palabras de JingYi le golpearon en la cara en brevedad.

SiZhui estaba picoteando algunas papas dulces alrededor de la hoguera, cuando el alarido de horror en JingYi le alertó.

Invocó a KeWang y emprendió carrera. Notó una forma negra, de gran tamaño y de apariencia viscosa deslizarse por la hierba. SiZhui trató de dar caza a la criatura, pero la misma subió y se mimetizó con el pastizal, imposibilitando todo esfuerzo.

Preocupado; lanzó un talismán en las cuatro direcciones y una barrera de protección se alzó.

SiZhui optó hacer caso omiso a la criatura para volver a lado de su mejor amigo, quien seguía gritando y quejándose por alguna razón.

Lan SiZhui trató de tranquilizarle, al ser inutil se alzó sobre su cuerpo y luchó por contenerlo. El lagrimeó y la respiración agitada en JingYi comenzó preocuparle; así que buscó entre sus túnicas y arrancó una bengala.

La alerta estalló a escasos metros por encima de su cabeza, y se notó con dificultad sobre nube de miasma y resentimiento.

"¡Me duele!" chilló el niño.

"Trata de calmarte amigo, ¿dónde duele?"

Lan JingYi no dio palabras, se abrazó a su espinilla y giró sobre la hierba sucia. Obligando a su JingYi a soltar su extremidad, SiZhui le alzó la túnica y los pantalones, solo para revelar una grotesca maldición de vegetación.

"¡¿Qué tan mal está?! ¿Voy a morir? ¡Voy a morir! ¡¿verdad?! ¡SiZhui di algo!"

Lan Yuan estaba tan anonadado que las palabras se atascaron en su garganta.

Lan SiZhui mentiría si dijese que no estaba preocupado, porque lo estaba. Al parecer la bestia había lanzado una maldición sobre su amigo. La extremidad adquirió un tono negruzco, como la carne con gangrena, y desagradables protuberancias se enraizaron por debajo de la piel, añadiendo un aspecto monstruoso. Raíces y hierba creció por encima del tejido herido, provocando una mezcla viscosa de sangre y savia. El olor no fue más agradable, pero SiZhui trató de ignorar el hedor a descomposición.

Lan JingYi estaba al borde de un ataque de pánico; ciertamente, SiZhui también lo estaba.

No encontró manera en la cual proceder. No sabía si la maldición era transferible mediante el tacto, o el dolor que podría inflingir si trataba de curarlo. En esos momentos, SiZhui se maldijo aclarecer de habilidades de sanación más allá de las básicas impartidas por Gusu Lan. Sabía tratar maldiciones pequeñas, pero, frente a él se expuso una maldición de gran complejidad. Al menos para los efectos sobre la víctima.

"¡SiZhui! ¡SiZhui! ¡No quiero morir!, ¡No quiero morir!" Nervioso, Lan Yuan recurrió al uso del hechizo silenciador Lan. JingYi se mostró traicionado.

Ignorando las miradas furiosas de su mejor amigo, Lan SiZhui buscó en sus memorias por una respuesta.

Al no obtener nada, se frustró.

Alma encadenada a la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora