XIV. Comunicación

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Wei WuXian estaba a media anécdota cuando la puerta de la habitación se deslizó con cautela.

El hombre fue más rápido que Lan Yuan, y pese al estado demacrado de su cuerpo, logró lanzar al adolezcente detrás de él, propiciando que se golpease la cabeza con la superficie rígida de un baúl.

Una oleada de energía siniestra se lanzó como humo alrededor de Wei WuXian, que impregnó la punta de un par de palillos con resentimiento. El antiguo patriarca de Yiling apuntó su arma improvisada en dirección de la puerta, pero, solo después de notar la presencia de Hanguang-Jun; cedió al instinto asesino y maníaco que le ensombreció.

"¿Están bien?" preguntó el segundo jade con evidente horror.

"Bien, Hanguang-Jun... nosotros solo, nos manteniamos alerta"

Lan WangJi asintió a las palabras de SiZhui y se dirigió al lado de Wei WuXian para tomar sus manos. Presionó con ligereza, casi como el roce de una flor golpeada por el rocío y forzó al hombre a soltar el objeto.

"Está bien, Wei Ying. No hay peligro. Estás a salvo. Estoy aquí" le susurró el segundo jade, con evidente devoción.

Wei WuXian pareció cansarse. Sus hombros cayeron y su semblante de locura se convirtió en un gesto de preocupación. Lan SiZhui se preguntó si Wei WuXian estaba ansioso por haber despertado el mal humor de su padre, pero este no mostró emoción que pudiese verse como negativa.

El rojo sangriento en los ojos de Wei WuXian se aplano hasta un pálido carmín.

Habiendo entrado en razón, Wei WuXian señaló un hecho revelador. "Tú cinta"

"mmhm, ya no está"

SiZhui, que estaba conmocionado por la escena inusualmente íntima, dedicó una mirada a su maestro y corroboró la ausencia de dicha cinta.

"¡Pero, Hanguang-Jun... su-su cinta!"

"Pongámonos cómodos y bebamos algo de té" esa fue su única explicación

SiZhui obedeció.

Lan WangJi no ahondó en detalles sobre su visita al clan Lan, o sobre la evidente mala reacción del gran maestro Lan frente a la idea de su sobrino desertando.

Pero SiZhui, que había discutido con Wei WuXian sobre sus planes futuros, no se sorprendió demasiado.

Aunque la parte joven e inmadura de su persona se lamentó por la separación abrupta y la distancia que provocaría tal exilio.

Se preguntó para sus adentros '¿No podré verles más?'

Sin embargo, no dijo nada.

Wei WuXian, cuyo temperamento volvió a su estado tranquilo, previo a la llegada de Hanguang-Jun, se limitó a escuchar, mientras bebía su té.

El día dio paso a la tarde, y los tres almorzaron juntos, como aquella ocasión en Yiling. Wei WuXian y Hanguang-Jun manejaron una dinámica torpe, pero amena. Sirviendo porciones en el tazón de SiZhui, y alentando a comer hasta que se sintiese saciado.

Wei WuXian le sonrió. Fue una sonrisa brillante, como el agua cristalina que refleja el sol. Por un instante, la tristeza en sus ojos se desvaneció y Hanguang-Jun se mostró igual de complacido.

Se narró una historia feliz. Fue la única visita de Hanguang-Jun a Yiling, en una reunión para almorzar. Wei WuXian narraba con base a los recuerdos en sus memorias. SiZhui notó los parches enormes en su memoria, pero Hanguang-Jun permaneció a su lado, escuchando de manera atenta para ayudar a llenar los vacíos.

Alma encadenada a la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora