XII. Joven quebrantado parte II

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Como se les había ordenado, SiZhui y JingYi se adelantaron de vuelta al Yunshen Buzhichu.

Hanguang-Jun había tomado la decisión consciente de quedarse en Caiyi esperando que el Yiling Laozu, Wei WuXian, despertara.

Lan Yuan tuvo sus reservas. No podía juzgar a su padre o a Wei WuXian por sus acciones pasadas o presentes, pero fue complicado solo apartarse de la escena y esperar al desenlace cuál mero espectador.

Las noticias del Yiling Laozu se convirtieron en un secreto para el mundo del cultivo, a excepción de Lan SiZhui, JingYi, y aparentemente, el líder del clan Lan y el gran maestro Lan, Lan QiRen. Ya que tras el reporte de cacería, se evidenció la incomodidad y cautela frente a las decisiones de Hanguang-Jun, y su aparente cordura.

Las cartas llegaron a tiempo, lo que añadió una capa de estrés a la situación actual y fueron advertidos por ZeWu-Jun de no revelar nada de lo acontecido. Por consecuencia, los adolescentes respetaron.

Sabían el caos a generar si dicha información salía a la luz. Incluso JingYi, que tendía a una boca floja y risueña, se horrorizó frente a la idea de delatar a su maestro. Siendo evidente el castigo a enfrentar por su falta: la ejecución.

"Sandu ShengShou suele ejecutar a los cultivadores demoníacos [...] A caso él podría..." se cortó JingYi.

"Imposible" corrigió Lan Yuan. "Hanguang-Jun no es parte de Yunmeng Jiang, no puede ser juzgado de traición si no ha hecho nada malo"

Con el paso de los días, llegaron a Gusu Lan rumores sobre el avistamiento de Hanguang-Jun en compañía de un hombre con características que recordaban al patriarca en la ciudad de Caiyi.

Esto reavivó la sospecha, el miedo y la blasfemia al nombre de Wei WuXian, por lo que SiZhui no pudo evitar sentirse incómodo. Especialmente frente al cotilleo que ensuciaba a Hanguang-Jun en boca de los ancianos.

"Ese WangJi, no puedo creer que nos este dejando en verguenza nuevamente"


"¡¿El castigo que se le dio la primera vez no fue suficiente para contener su vena sublevada?!"

ZeWu-Jun fue demasiado indulgente! WangJi merecía un castigo más severo"

"Anciano Loung, ¿Pero que impertinez está diciendo? ¿Qué deseaba? ¿Qué le cortaran las manos a nuestro opulento Hanguang-Jun?" Se quejó una de las ancianas del consejo de sabios.

"¡Solo mira el desastre que ha causado!"

"¡Ni siquiera sabemos si el hombre de los rumores es esa calamidad!"

"Eso es verdad, yo mismo vi como su ejército siniestro lo despedazó y royeron sus huesos" bramó un anciano.

SiZhui y compañía atravesaron el Siheyuan con gran incomodidad. Los ancianos nunca se destacaron por contener sus opiniones o juicios. El clan dictó respeto a los muertos y castigaba el cotilleo desmedido. Pero, tal parecía que las leyes sólo se aplicaban para los más jóvenes, nunca a ellos.

Al término de la lección de talismanes, un sirviente, reconocido por el servicio exclusivo a Hanguang-Jun, interceptó a SiZhui de camino a los cuarteles de discípulos. Tomó la carta en sus manos y agradeció con humildad dando una reverencia larga.

A Lan Yuan le pareció extraña la intervención del sirviente. Su correspondencia no se regía bajo ningún filtro y era entregada, cuando lo ameritaba, por uno de los tantos qianbei, jamás por alguien bajo la orden de Hanguang-Jun.

Alma encadenada a la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora