𝕍𝕀

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La vida te va a dar muchos golpes. 

Recuerdo que mi madre me lo dijo una vez. "La vida es dura Jisoo-ah, te va a dar muchos golpes de los que tendrás que levantarte". 

Pero esto, esto es más de lo que puedo soportar. 

Jisso. 

Dos meses, han pasado dos meses desde que deje a Chanyeol, y ahora solo puedo arrepentirme de haber cometido esa estupidez, no solo por habérselo dejado a mi hermano, sino tambien porque de no haberlo abandonado, nada de esto estaría pasando. 

Me duele la cara y siento que llorar ya no sirve de nada. Básicamente es lo que he estado haciendo en los últimos días, pero parece que nadie lo nota, nadie se da cuenta de mi sufrimiento. 

A nadie le importo. 

— Levántate. 

Escucho esa voz y solo puedo hacerme un ovillo más pequeño en la cama. Intento detener el temblor en mi cuerpo con la estúpida ilusión de que no me vea, pero es inútil, él lo hace y tan pronto llega a mi me toma del cabello levantándome de la cama con furia.  

— ¡No has pagado! — Me brama en la cara con rabia, yo solo puedo temblar y llorar. — Paga el maldito hotel, o tampoco tienes para eso, mentirosa de mierda. — Con fuerza me lanza y el movimiento hace que me golpee en la cabeza con el espaldar de la cama matrimonial que comparto con el. 

Conocí a Artem poco después de terminar con Chanyeol. Lo vi en una fiesta que hubo en uno de los hoteles más famosos de la ciudad, se me acercó y congeniamos al instante. Le hablé un poco de mi y de cómo habían terminado las cosas con mi ex novio, y solo basto la segunda cita para irnos a la cama, a la semana ya éramos pareja. 

Salir con un hotelero acaudalado era una buena opción. Artem poseía hoteles de cinco estrellas en USA, Japón, China, Brasil, Italia y Rusia, donde estaba la casa madre hotelera, y Corea era su siguiente objetivo. Claro que me interese en él sin pensarlo dos veces. Alto, rico, y guapo, con negocios en todo el mundo y una cuenta bancaria bastante interesante, por supuesto que llamo mi atención. 

Pero, era demasiado bueno para ser verdad, me hubiese gustado descubrirlo antes, pero para cuando intente reaccionar, era demasiado tarde.

— Jisso, no me hagas hacerlo otra vez. — Me dijo con los dientes apretados, con su marcado acento  y mirando por la ventana con cautela. — ¡Muévete carajo!

— No... no tengo, todo te lo di. — Escupí con voz baja, intentando evitar su furia sobre mí de nuevo.

— ¿No tienes? — Bramo cerrando la cortina de seda con rabia. Sentí que su acento se marcaba cada vez más — No tienes para pagar esta habitación. — En un segundo lo tuve en la cama, sujetando mi cabello de nuevo y dándome una bofetada que por poco de me deja sin sentido.

— ¡No, por favor, no! — rogué entre sollozos. Artem era Ruso, de al menos un metro noventa o más, pesaba no se cuantas libras y era al menos el triple en masa que yo, sus manos eran gigantes y sus golpes dolían demasiado. 

— No, dices no rata asquerosa, ¡mentirosa! — Otro golpe se estrelló en mi mejilla haciendo que mi visión se tornara borrosa. — Donde están todas esas islas, todas esas, esas joyas que decías tener, o el maldito bosque de tu cumpleaños... Jisoo, preciosa, diosa mía, o pagas esta maldita habitación, o a los dos nos va a ir muy mal. 

𝕊𝕋𝔸𝕐 𝕌ℙDonde viven las historias. Descúbrelo ahora