◤▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪ ⇢ ◉ ◈ ◉ ⇠ ▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪◥
𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐𝒓 𝒐𝒎𝒏𝒊𝒔𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆.
30 años atrás.
— ¿Dónde estás?
En el hogar se escuchó la voz del menor de la casa. La mujer, que cocinaba en la cocina salió del lugar para encontrarse con la sonrisa brillante de su hijo.
— Preparaba la cena. — Sunny soltó el trozo de tela que utilizaba para limpiar sobre la mesa y caminó a su hizo para recibir un abrazo afectuoso de su parte. — ¿Qué te tiene tan feliz?
— Mamá, aprobaron mi avance.
Lee Goon Yu, hijo de Sunny, quien ya sobrepasaba en varios centímetro a su madre la levantó y dio vueltas con ella en la pequeña sala. El chico de 16 años era un joven inteligente a quien le habían hecho un seguimiento exhaustivo con la posibilidad de adelantarlo algunos años en la escuela debido a su rápido entendimiento y su facilidad para comprender, procesar y crear información.
Cosa que había logrado.
Lee Sunny, fue madre a temprana edad y abandonada por su, en aquel entonces, novio, por lo que desde que su niño nació estuvieron juntos, ambos sobrevivían del subsidio que le daban al chico y los trabajos que hacía la mujer. Al haber estado solos todo el tiempo su relación se desarrolló de forma muy fuerte, eran ellos contra el mundo y solo se tenían el uno al otro.
— Estoy tan orgullosa de ti mi cielo. — La mujer tomó sus mejillas con cariño, su hijo era su tesoro.
— Con esto vamos a salir adelante, mamá, ya verás. Voy a ganar mucho dinero y te voy a dar todo lo que te mereces.
El chico posó sus manos sobre las de su madre y la observó con adoración. No era fácil para un niño crecer sin su padre, pero para Goon Yu no fue necesario tenerlo presente en su vida, con su madre era más que suficiente.
— Lo se pequeño.
Los dos habitaban en un casa pequeña pero con lo necesario para dos personas. Sus rutinas eran simples, el chico iba a estudiar en las mañanas y ella se quedaba en casa preparando la comida, y cuando él volvía de la escuela ella partía a los trabajos por días que conseguía.
Todo era normal hasta ese punto, o al menos lo más que podría serlo. Porque cualquier madre que conozca bien a su hijo sabría que algo iba mal con él.
Sunny lo sabía, su hijo tenía un apego poco normal hacia ella, algo que excusaba en la ausencia de su padre. El niño siempre fue muy apegado, demasiado para su edad. Como cuando en la escuela evitaba hacer amigos , o cuando en sus cumpleaños prefería pasar tiempo con ella en lugar de salir. Huía de las personas, las alejaba para estar con su madre, y del mismo modo causaba que su madre no se relacionara y pasara tiempo solo con él
— Mami, eres muy bonita.
La primera vez que lo dijo tenía 6 años, ahora lo decía, pero no tenía la misma connotación, no cargaba con la misma inocencia de un niño.
— Si te vieras con mis ojos sabrías lo hermosa que eres.
Dijo una vez, cuando viéndose en el espejo, Sunny noto una cana en su negro cabello, ella sabía que su familia tendía a sufrir de canas a temprana edad, solo había sido un comentario al aire el decir que se sentía algo vieja y fea. Pero la respuesta de su hijo hizo que se detuviera pasmada frente al espejo en el que se observaba, su mirada se encontró con la de él y en ese momento supo que aquello no era algo que le decía un hijo a una madre, era lo que le diría un hombre a una mujer.
ESTÁS LEYENDO
𝕊𝕋𝔸𝕐 𝕌ℙ
Ficción General- 𝑃𝑜𝑑𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒𝑑𝑎𝑟𝑛𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑖𝑒𝑟𝑡𝑜𝑠.... Personas como él nunca cambiarán. Una abrasadora relación que se llevará todo lo que se ponga en su camino. - ¡𝐷𝑖𝑚𝑒 𝑐𝑢𝑎́𝑛𝑡𝑜 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒𝑠! Dos personas que solo necesitaro...