Prólogo: Tornado de violencia

664 89 28
                                    


¡Hola, gente de Wattpad!

¡Me alegro de volvernos a encontrar! Pasaron muchos años de haber publicado (realmente) un nuevo capítulo de esta historia de zombis. Y estoy trabajando mucho por entregarles esta nueva versión de Zeta. Agradezco de corazón a todos por el apoyo que me dieron con este reboot. ¡Me ha impulsado como no se imaginan!

Así que como recompensa, les voy a dejar un pequeñísimo adelanto de lo que está por venir. Las publicaciones todavía no van a empezar, pero no queda mucho. Al menos este adelanto ya va a dar de qué hablar.

¡Nos leemos en sus comentarios!

¡Feliz lectura!

-----

Zeta

El señor de los zombis



Prólogo

Tornado de violencia



¡De pie, hijo de puta! ¡Ahora!

Y entonces, la oscuridad cobró color y sus ojos volvieron a abrirse. Su cuerpo era un nudo de pavoroso dolor, y su mente, un tambor de redoblante padecimiento.

Apenas sabía dónde estaba parado. Su cabeza no paraba de darle vueltas. Sus ojos estaban hinchados y no le era posible ver entre las manchas borrosas y difusas que se dibujaban en su visión; tenía el labio partido y había tragado tanta de su propia sangre que se le había dormido la lengua.

Unos nudillos, tan fuerte como el acero, le hicieron ver las estrellas al impactar con su pómulo derecho. Su cuerpo se desplomó de nuevo. No es que tuviese tanta energía como para mantenerse firme tampoco, pero el golpe había sido la excusa perfecta para darle un segundo de paz a su cuerpo durante un breve tiempo.

Le obligaron a ponerse de pie por la fuerza, y poco después sintió que alguien colocaba algo pesado, gélido y muy duro alrededor de su cuello. No tardó en percatarse de que eran cadenas.

¿Qué te pasa, chico? —Esa voz. Esa espantosa, horrible, odiosa e inconfundible voz—. ¿No me habías dicho hace un rato que me harías pagar por lo que les hice a tus amiguitos? ¿Qué tú cambiarías este mundo de violencia? Tuviste una buena oportunidad y no la usaste. Mírate ahora...

De repente, sintió un fuerte tirón que le hizo tirar la cabeza hacia atrás y le obligó a caminar unos cuantos pasos hacia un lado. Fue en el cuarto paso en que dejó de sentir un suelo al que afirmarse. Rápidamente, su instinto le llevó a echarse hacia atrás, pero le fue imposible. Alguien bastante más ancho, alto y fuerte que él le bloqueaba la retaguardia.

Entonces, las enormes y tenebrosas manos de la muerte, se asentaron sobre sus hombros.

Te lo explicaré de forma sencilla, muchacho. —Le susurró «él» a su oído—. La violencia no puede frenarse. No debe frenarse. Es con la violencia que el mundo puede coexistir. ¡Es parte del ser humano! Somos como un tornado que está predestinado a ser violento por naturaleza, y ya lo estás viendo, chico. Cuando la violencia se desata... es imbatible. —Las manos se separaron de sus hombros... y su aliento se cortó—. Se vuelve una espiral peligrosa e infinita que te deja con dos opciones: O despiertas el tornado... —Y el resto sucedió muy rápido—. O sucumbes ante su fuerza.

Su espalda sintió el impacto contundente y feroz de una patada que le llevó al abismo. Las cadenas resonaron hasta tensarse por completo; el cuello le crujió, pero no llegó a perder el conocimiento; su cuerpo permaneció suspendido, sacudiéndose de un lado a otro con desesperación.

Allí fue cuando supo que ya no había más que hacer...

Allí fue cuando entendió las consecuencias de las decisiones que había tomado...

Allí fue cuando vio pasar su vida delante de sus llorosos ojos...

Allí fue cuando sintió el tornado de violencia, traduciéndose en dolor...

Hasta que, tras un agónico y tortuoso minuto, murió.

Zeta: El señor de los Zombis (Reboot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora