11. Cobarde

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Capítulo 11

Cobarde


Sonó los huesos de su cuello mientras se aseguraba de que las conexiones estuviesen firmes y seguras; secó la transpiración de su frente al verificar el suministro de combustible; arrojó uno de los mechones de sus rastas hacia atrás con un cabeceo sutil, y con una concentración de cirujano, finalmente, encendió el soplete.

Una fugaz y pequeña llama se avivó desde la boca del cañón.

El tubo del lanzallamas fue ganando calor con el fin de eliminar cualquier residuo de suciedad que pudiera obstruir el flujo continuo del fuego. Su arma, bautizada con el nombre de «La caprichosa», mostraba un sencillo pero vistoso graffiti de su nombre en la zona derecha del cuerpo del arma.

El sonido del soplete llamó la atención de algunos habitantes de la nación Escarlata que se paseaban por los alrededores de la puerta sur, quienes se voltearon a contemplar la escena sin esconder su curiosidad.

Con las rastas cuidadosamente sujetas en una cola, su mirada ámbar permanecía abocada en la última de sus tareas: verificó la válvula de control de la llama y la ajustó con minuciosa precisión para lograr una mezcla óptima de combustible y oxígeno. Lo que le permitiría desplegar una llamarada más delgada, pero cuyo fuego pudiese extenderse un poco más.

Aiden sonrió, satisfecho. Apagó la llama, guardó el arma en la camioneta, y se centró en preparar el resto de su equipo antes del viaje.

-¡Blaze!

El mencionado no fue capaz de contener la sonrisa que su rostro dejó ver al reconocer el color de voz elevado de quien le llamaba. Se volteó con esa misma sonrisa pegada al rostro.

-¡Qué pasa, Urso! -dijo Blaze con efusividad, luego contempló a la centinela que iba junto al hombre-. ¡No jodas! ¡Es un honor estar en una misión con la incomparable «One-shot»!

Urso «el oso» Mendez, y Anna «One-Shot» Ocampo aparecieron en escena; cada uno llevaba sus uniformes centinelas reglamentarios, luciendo los colores escarlata con total orgullo. Anna hizo un gesto muy breve con la mirada luego de aquel comentario de Blaze y siguió su camino, rumbo al asiento del acompañante.

-No le gustan los aduladores -dijo Urso, guardando sus armas y las de Anna en la caja de la camioneta-. ¿Ya somos todos?

-No, todavía hay dos que no han llegado.

-¿Quiénes?

-Según mi Intac, son dos novatos que ingresaron a la nación hace muy poco. Este es su primer trabajo de campo.

-Ah, no me jodas. ¿Y se dan el lujito de llegar tarde? -Urso no era una persona especialmente paciente-. Llámalos y diles que tienen un minuto o me iré sin ellos.

-Claro. Ya mismo, hombre.

Blaze hizo dos pasos rápidos para buscar una distancia en la cual no ser interrumpido y presionó la pantalla táctil de su Intac sobre uno de los nombres de los novatos.

Al haber sido asignado como miembros de un mismo equipo, el reloj le permitía establecer contacto con cualquier miembro a pesar de no tenerlos agendados.

Escuchó el tono de llamada en su auricular izquierdo mientras golpeaba la suela de su bota contra el suelo a un ritmo nervioso.

-¿Hola...?

-¡Hombre! -dijo Blaze, enderezando su cuerpo con alivio-. Soy Aiden, de tu equipo para el trabajo de campo. ¿Dónde están? ¡Ya estamos por salir!

-Estamos en la puerta de la nación. ¿Dónde estás tú?

Zeta: El señor de los Zombis (Reboot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora