8

1.5K 105 8
                                    

Ridiculizar

Giyuu creía que tenía la peor de las suertes del mundo, Sanemi seguía siguiéndolo como si fuera su guardaespaldas y el albino actuaba como si no lo estuviera siguiendo para no llamar la atención del resto.

Giyuu:"esto es molesto" -penso irritado.

Sanemi: oye Giyuu ¿No quieres volver a casa? -pregunto serio.

Giyuu lo ignoro de nuevo, han sido como 15 veces que lo a ignorado el día de hoy, Sanemi se enojo ante la ignorancia del pelinegro ¡Aquí el único que tenía derecho de ignorar era ÉL!.

Pero no podía hacer algo para ponerlo en su lugar, no quería que la gente empezará a decir mierda y arruinar su reputación por culpa de su desobediente novio.

Giyuu compro lo último que le faltaba y suspiro aliviado, dudaba que Sanemi lo siguiera en todo su camino a casa porque si era así él no dudaría en atacar.

El pelinegro salió del pueblo a paso tranquilo y calmado, Sanemi ya no lo seguía algo que lo alegro. Sanemi vigilaba a Giyuu desde los árboles y al no ver a personas cerca del lugar sonrió maliciosamente, era hora del castigo.

Giyuu estaba perdido en sus pensamientos, pensando sobre sus niños y un poco en el gran cambio de actitud del Shinazugawa ¿Que mosca le había picado para actuar como el centro del mundo? O mejor dicho de su vida.

Negó con la cabeza y decidió no volver a pensar en él, aveces era mejor quedarse con la duda y no volver a pensar.

Sanemi se acercó de manera rápida y con una sonrisa y empujó por "accidente" a Giyuu que no se había dado cuenta de lo que había pasado, para su suerte o desgracia había un lago que lo mojo y deshizo sus compras.

Sanemi: perdón no me fijé que estabas adelante -dijo de manera burlona.

Giyuu: si claro, por aquí no queda tu hogar Shinazugawa.

Sanemi apretó sus dientes con fuerza ante la mención de su apellido por parte de SU novio ¡¿Es que acaso no tenía respeto por su dueño?!.

Sanemi: te lo diré otra vez, vuelve a casa allí está la comida, la ropa y un lugar donde puedas servir para algo y ser útil en esta relación -dijo serio.

En vez de petición sonaba más que una orden y Giyuu se negaba con todo su ser a tocar ese lugar, sentía que si entraba por lo menos un paso jamás saldría de allí.

Giyuu se levantó y se fue a la finca mariposa, le había prometido a sus niños que pasaría para visitarlos y no tenía tiempo de desperdiciarlo con ese albino.

Sanemi apretó sus dientes y manos era capaz de sentir la sangre saliendo de sus palmas, aunque poco le importaba.

Sanemi:"Se fue el Sanemi bueno ahora vino el Sanemi malo, Giyuu".

Continuará

Gracias por leer~.

Violentometro SaneGiyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora