dieciséis.

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- Claro que no. - Le respondí a Bere, mientras cerraba mi casillero. - Yo no me comporté de mala manera con él.

- Pero a veces hay que ceder, ____.

- Pues no pienso ceder con alguien como Rubén. - Contesté, algo molesta. - Ya me tienes harta con este tema.

- Disculpa. - Susurró, acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja. - Pero es que no has parado de decir lo sola que te sientes, y me lastimas.

La miré.

- ¿Te lastimo?

- Sí. Es decir, me haces sentir como si mi amistad no valiera. Por eso ahora mismo preferiría que hablaras con Rubén y solucionaran esta estupidez de una maldita vez.

- La culpa es suya. Y si vas a defenderlo... - Estiré mis brazos señalando al pasillo. - te invito a que te retires de mi vista.

Ella se giró y se fue.

Solté un enorme suspiro y caminé hacia el comedor.

Me senté tras haber cogido comida, y comencé a ingerirla. Me sentía algo extraña sin Bere. Últimamente habíamos pasado mucho tiempo juntas, pero algo me decía que ella no iba a venir a mí esta vez, así que si iba a querer arreglar las cosas con ella tendría que ser yo la que se disculpara. Pero eso no estaba en mis planes.

Bere me había estado diciendo que me consiguiera un novio. Yo le decía que no, a mí no me parecía necesario. No quería salir lastimada, o lastimar a alguien más... Bah, a quién le miento. Me daba muchísima flojera tener novio. El simple hecho de pensar en serle fiel a alguien, en pasar el mayor tiempo posible con esa persona y decirle ñoñerías, me parecía aburrido.

Tal vez era aburrido para la edad que tenía. Digo, a los 17 años, ¿quién no quiere divertirse antes que nada?

Lamentablemente no podía ir al Russ por mi castigo. Ya había aguantado dos semanas sin ir, pero no daba más.

Estaba más aburrida que nunca.

~

- Vendrá Rubén con su madre para la cena. - Dijo mi mamá, tras abrir un poco la puerta de mi habitación. - Cámbiate de ropa y procura ser educada.

Antes de que pudiera decir algo, mamá cerró la puerta. Ella siempre aprovechaba cuando mi padre iba de viaje de negocios para invitar a amigos, puesto que él era algo reservado y no le gustaba mucho tener a gente en la casa.

Me levanté de la cama a regañadientes, y me dispuse a buscar ropa para la ocasión. Escogí una blusa rayada, una chaqueta de mezclilla y pantalones negros. Mientras me miraba al espejo, pensaba en cómo iba a tratar a Rubén.

¿Me comportaría de la misma manera que él la última vez que hablamos? o, en lugar de ello, ¿le daría con guante blanco y lo trataría cortésmente?


Mamá gritó desde el piso de abajo.

- ¡Rubén y su madre han llegado, apúrate para que vengas a recibirlos!

Solté un enorme suspiro y tras ello bajé los escalones hasta llegar con mi madre, quien recién estaba abriendo la puerta.

- Bienvenidos, pasen.

Rubén y su madre entraron. Él venía vestido con una camiseta blanca, muy larga y de una talla muchísimo más grande que la suya. Traía unos pantalones que muy apenas le cubrían los tobillos, y tennis deportivos con calcetas largas.

Me acerqué a ambos. Saludé a la madre de Rubén con un beso en la mejilla.

Ella, tras saludarme, se fue con mi mamá a la cocina, insistiendo en ayudarle a algo.


Miré a Rubén, muy incómoda. Tras ello me fui a sentar en el sofá y encendí la televisión. Mientras tanto, él seguía parado muy cerca de la puerta, con una mueca en el rostro.


- Escucha, necesito que me perdo... - Comenzó.

- No.


Él soltó un gran suspiro y se fue a la cocina.

Giré los ojos y traté de mirar la televisión. No me podía concentrar, entre más segundos pasaban, comenzaba a sentirme culpable por la forma en que había tratado a Rubén, él sólo quería disculparse.

Lo vi salir de la cocina con un sartén en la mano. Lo dejó en la mesa, y después de dedicarme una mirada rápida, no muy amable, se adentró de nuevo en la cocina.


Mi madre y la de Rubén también salieron, y dejaron algunas otras cosas en la mesa.

- Ayúdanos.

Le hice caso a mi mamá y las seguí a ambas hasta la cocina.

- Saca cubiertos. - Dijo ella.

Me giré hacia los cajones en donde se encontraban los cubiertos, pero no me acerqué a ellos, puesto que Rubén se encontraba parado justo allí, extendiendo su cuerpo para alcanzar los vasos de las pequeñas puertas de la parte superior.

La camisa se le había levantado un poco, revelando su pantalón, el cual llevaba a mediación de su trasero. Rápidamente aparté la mirada y esperé a que sacara los vasos. Cuando lo hizo, me miró con indiferencia y pasó por mi lado, rozando mi hombro violentamente.

Me tambaleé un poco, giré los ojos y avancé hacia los cajones. Saqué los cubiertos y los acomodé en la mesa, la cual ya estaba lista. Estaban los tres sentados, sólo faltaba yo. Miré hacia mi lugar, y ¡oh, sorpresa! Rubén se había sentado justo allí. Habiendo seis sillas, se sentó justo en la mía, y a propósito, puesto que él perfectamente sabía que ese era mi lugar.

- Y bueno, ¿ustedes no piensan hablarse? - Preguntó mi mamá cuando terminamos la cena, durante la cual habían estado hablando solamente nuestras respectivas madres.

- No. - Respondí, seca, y llevé mi plato hasta la cocina. A pesar de ello, por dentro me moría de ganas de decirle a Rubén que me disculpara, puesto que en el transcurso de la cena no podía dejar de pensar en todo lo que habíamos pasado juntos. Y aquella tontería nos había separado.


- Muchas gracias por la cena.

- Por nada, Teigen. - Respondió mi mamá.

- La próxima vez, ustedes serán las invitadas.


Me acerqué a Rubén.

- ¿Me discul...?

- No. - Me contestó, y salió tras su madre.


————-

Buen día amores :D disculpen el atraso, no había tenido ni el tiempo, la inspiración o las ganas para escribir.

Pero estoy de vuelta.

Estoy muy contenta por los resultados de este fanfic, veo cómo crece poco a poco y eso me encanta:D

Quería contarles que pronto subiré uno de Michael Clifford, si alguna es de la 5SOS fam, repórtese:D y por favor díganme si la leerían.

Gracias por su apoyo, las amo.

Noruega. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora