treinta y tres.

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- ¿Me ayudas con la esquina de arriba? - Me preguntó mi madre, dándome la brocha con pintura fresca y dejando que me subiera a la escalera.
Di unas cuantas pasadas con la brocha a la pared, dejándola de color blanco.
La sala por fin estaba terminada y después de que se secara la pintura podríamos acomodar todo e irnos a dormir.
- Vamos por una limonada. - Propuso mamá.
Ambas caminamos hacia la cocina y nos servimos vasos grandes con limonada y hielos. Me recargué en una pared para beberla mientras mamá se sentaba.
- ¿Has hablado con Rubén? - Preguntó.
Comencé a toser y negué con la cabeza. Cuando me estabilicé, terminé de beber mi limonada.
- Me sentiré mal si lo hago.
- ¿Cuánto tiempo tiene de novio con aquella chica?
- Por lo que sé, unas tres semanas. - Le contesté.
- ¿Y tú qué traes con Dyre?
Me encogí de hombros.
- Hemos salido en un par de citas. La verdad es que nos llevamos muy bien.
No iba a contarle a mamá que con Dyre sólo estábamos fingiendo. Ya habíamos subido unas cuantas fotos juntos. Ah, y Celia había dado "Me gusta" a todas y cada una de ellas.
- ¿Te gusta?
Mi mamá se me quedó viendo, esperando por una respuesta.
- Sí. - Contesté tras unos segundos.
Mamá sonrió a labios cerrados.
- Me alegra que estés superando todo eso con Rubén. Pero toma en cuenta que yo quiero que tengas una relación formal. No hagas de nuevo lo que hiciste con Rubén.
Asentí con la cabeza.
Papá llegó a casa y entró a la cocina para saludarnos. Luego de un rato nos ayudó a poner los muebles en su lugar, y cenamos algo.
Subí a mi habitación para ducharme.
Estaba en medio de una gran interpretación de mi canción favorita cuando mi celular sonó, obligándome a cerrar la llave del agua, secarme un poco y coger la llamada.
- ¿Hola?
- ¿Qué hay?
Me congelé totalmente. Aquella voz. Era tan fácil reconocerla.
- Rubén... Hola. - Dije, tratando de sonar entusiasmada.
Me recordaba a mí misma que debía hacerle creer a Rubén que nada de lo suyo con Celia me importaba.
- Hola. - Saludó. Juré que estaba sonriendo. - Tanto tiempo.
- Muchísimo. - Concordé.
- ¿Cómo te ha ido?
- Bastante bien, ¿qué tal tú? Por lo que veo muy bien.
Él rió.
- Sí, la verdad es que me va excelente. Celia y yo somos muy felices, ¿sabes? A veces pienso que ella está hecha para mí.
- Lo imagino. - Dije, mientras secaba mi cabello.
Comencé a vestirme con el teléfono en la oreja.
- ¿Y tú? Con que Dyre, ¿eh?
- Oh. Uhm, él es... un amigo. - Carcajeé fingiendo estar avergonzada.
- ¿Amigo?
¿Cuándo hubiese imaginado yo que tendría una conversación así con Rubén? Una conversación en la que parecíamos dos extraños. Una conversación en la que nuestra "relación" parecía no haber existido nunca. En la que simplemente nos molestábamos uno al otro con nuestras respectivas parejas. En caso mío sería "pareja" entre comillas.
- Bueno, en realidad me gusta.
- Oh, ¿de veras? Genial.
Rubén tenía que prepararse para lo que venía.
- Sí. Me alegro mucho de que él quiera tener algo serio conmigo. Hace unos días fuimos a un lugar precioso - inventé -, hicimos un pequeño picnic y después vimos las estrellas. Fue tan cursi. Luego él me dijo lo mucho que me quería, y confesó que quería tener algo conmig... - Rubén me interrumpió bruscamente.
- ¿Estás tratando de ponerme celoso? No vas a conseguirlo, ¿sabes? Tú no me importas como antes.
Abrí los ojos como platos.
- ¿Disculpa? Que yo sepa nunca te importé. Jamás quisiste formalizar.
- ¡Tú nunca hablaste de ello!
- ¿Qué mierda suponías que hiciera? ¡¿Que te pidiera ser mi novio?! No seas idiota.
- ¡No me llames idiota! Has sido tú la que creyó que lo nuestro iba para algo serio.
- ¡Pues sí! Fui una tonta. Fui una tonta por creer toda tu basura. ¿Y sabes qué? Espero que te rompan el corazón así como tú me lo romp...- Volvió a interrumpirme.
- ¡NO LO DIGAS! ¡Yo no te he roto el corazón! Tuvimos una aventura. Y de ahí no pasó. ¡Tú sabías de sobra que iba a irme de Noruega! ¿Para qué mierda te enamoraste de mí?
- Tú fuiste quien empezó con todo. - Le respondí, llena de coraje y con lágrimas en los ojos.
- No he sido yo.
- Te odio. - Solté.
- Pues te odio más.
Colgué la llamada y me recargué en la pared del baño.
¿Qué diablos acababa de pasar?
Yo no odiaba a Rubén.
Pero seguía enojada porque me superó tan rápidamente.
Sabía que eso no tenía sentido, pero no podía controlarme.
Llamé a Dyre en cuanto me tranquilicé.
- ¿Sí?
- Dyre, ¿qué tal?
- ¡Hola! Bien, ¿tú?
- Supongo que también. Aunque la verdad es que necesito hablar contigo.
- Dime.
- ¿Puedes conectarte a Skype? - Pregunté mientras salía del baño y me dirigía a mi cuarto. Cerré la puerta y encendí mi laptop.
- Claro, ya me estoy conectando.
- Gracias.
Después de unos dos minutos de silencio, habló.
- Estoy por llamarte.
- Bien.
Colgué la llamada telefónica y esperé la solicitud de videollamada, que no tardó en llegar. En cuanto vi a Dyre sonreí.
- Tengo que pedirte algo. - Le dije.
- Anda.
- Bueno, la verdad es que no tengo sentimientos hacia ti... Pero Rubén básicamente se dio cuenta de que sólo estaba pasando tiempo contigo para darle celos. Así que no sé, pensaba que... Tú sabes...
- ¿Qué?
- Ah... Diablos. Ya sabes, que fueras... que fuéramos... novios de verdad.
Él se quedó callado mientras alzaba las cejas.
- Uhm. Siento decirte esto pero no creo que funcione.
- No estamos enamorados pero podemos intentar.
- Es que no es lo mejor, ____. Debes superar a Rubén por ti misma. Yo sólo estoy aquí para hacerle difícil a él la labor de superarte.
Medio sonreí.
- Bien. Tal vez tengas razón.
Él asintió.
- Siempre la tengo.
Reí levemente y me despedí con la mano antes de colgar la videollamada. Tapé mi cara. ¡Qué ridícula me había visto! Dios mío, no quería volver a verle la cara a Dyre.

- Qué estúpido. - Expresó Bere, acostada en el suelo.
Yo estaba sentada con mi celular en manos.
- Ya lo sé.
Nos quedamos calladas, y escuchamos el sonido de la puerta principal de su casa.
Bere se levantó.
- Seguro es mi primo. Tenemos que salir, él dormirá aquí. Viene desde San Francisco y va a quedarse dos meses en mi casa antes de conseguirse un apartamento. - Resumió. - Planea estudiar o trabajar aquí.
- Oh. Bien.
Ambas salimos de la habitación de Bere y nos dirigimos a la sala. Ella saludó a su primo y me lo presentó. Se llamaba Billy.

Y era muy guapo.

Noruega. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora