EPÍLOGO

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No sabía cuánto tiempo había estado en ese lugar. ¿Días? ¿Semanas? ¿O solo fueron horas? No tenía respuesta para eso. Ni siquiera podía ver. Ya no tenía ojos, se le fueron arrancados después de algunas horas después de que fue procesado. Estaba en Konoha, eso podía saberlo con facilidad. Había visto su antiguo hogar un poco antes de que fuera directamente a las prisiones de ANBU. Se le hizo un juicio en donde se le culpó de varios ataques terroristas: el intento de captura del hermano del Raikage; la ayuda que le ofreció a Óbito, y por consiguiente, a Madara; también como planeaba asesinar a los Kages; y el que más le dolió, la muerte de la heroína de guerra, Naruto Uzumaki.

Poco después de su batalla, fue encontrado por Sakura y Kakashi, quienes se quedaron helados cuando vieron la escena. No los culpaba, la escena debía ser horrible para ambos, tanto como lo fue para él. No había visto a Kakashi cuando este se acercó a Naruto y la tomó entre sus brazos. Ni siquiera sintió cuando Sakura lo dejó inconsciente con algún tipo de veneno.

Tsunade después de su juicio, le arrancó los ojos sin siquiera un aviso. Fue doloroso, ambos ojos tomados de forma brusca que lo dejó gritando y gimiendo por varios minutos en el suelo. La sangre seguía en sus mejillas, ahora seca. Le aventaban sobras y cosas podridas a su celda. De vez en cuando aparecía un ANBU y lo llevaba de una cadena a alguna otra sala para que hiciera otra declaración de los hechos. No habló, ni siquiera podía pronunciar una palabra antes de que comenzara a recordar todas las imágenes del último respiro de Naruto en el Valle del Fin.

Ese día fue igual, llegó el ANBU y lo amarró de las muñecas para sacarlo de su celda. Tenía tantos sellos supresores en todo su cuerpo que apenas podía moverse con rigidez. Lo jalonearon y si caía, lo levantaban a patadas. Si no lo hacía, bueno, varios de sus dientes ya no estaban en su boca. El camino fue más largo, antes solo durando cinco a diez minutos, esta vez, parecían tomar otro camino. Dieron varios giros y subieron varias escaleras. Tomaron un ascensor y después de lo que pareció media hora, sintió el aire fresco del bosque. Olió al pino y a la tierra un poco húmeda. El ruido de las hojas de los árboles lo puso un poco nostálgico. Luego escuchó algunos pasos que venían hacia él. Era otro ANBU por el tono mecánico con el que habló. Dijeron algo en código, por lo que no pudo entender nada. Luego volvió a ser arrastrado.

Diez minutos después, volvieron a detenerse. Había varios murmullos, por lo que debían haber, al menos, cinco personas más. Todo se quedó en silencio cuando el ANBU lo intercambió con alguien más pequeño.

—Así que ya llegó nuestro invitado —escuchó la voz del Tsuchikage. Su tono era desdeñoso y bastante arrogante—. Supongo que no pudo ponerse más presentable para esta ocasión.

—No importa su imagen —dijo el Raikage, su tono tan mordaz como siempre—. Al menos ya no tendré que lidiar con su nombre.

—Es mejor que se calmen ambos —dijo otra voz, era fría y se sentía como un susurro. Por supuesto que era Gaara—. Debemos apresurar las cosas, no podemos estar muy alejados de nuestros pueblos cuando aún tenemos que sanar todas las heridas que dejó la guerra en nuestros recursos.

De repente fue llevado a un lugar algo alto. Cortaron la cadena, pero sus muñecas seguían atadas. De repente sintió otra presencia a su lado. Supo el por qué estaba allí cuando le pusieron la soga al cuello.

—Esta es tu condena, Uchiha —gruñó Tsunade—. Serás ahorcado. Una muerte bastante pacífica. Hubo propuestas más drásticas, pero no quería desperdiciar recursos en alguien como tú.

Se hizo el silencio después de esa declaración. Sabía que su muerte debía ser peor. Había matado a alguien importante para todos, la heroína, a la mujer más fuerte que había. A la chica más amable y alegre. A la chica que amaba. Ni siquiera se había dado cuenta bien de sus sentimientos hasta que vio su cuerpo. Merecía que lo desmembraran vivo.

—Últimas palabras —dijo Tsunade, pero no respondió. No tenía sentido hablar—. Bien, entonces.

Y de repente ya no había piso. No podía respirar. Se retorció de forma involuntaria. Sentía que su mente comenzaba a desvanecerse.

"Lo siento mamá. Lo siento padre. Perdóname Itachi. Y por favor, perdóname, Naruto".



Sakura solo vio por varios minutos al bosque que rodeaba el cementerio. A su lado estaba la lápida de Naruto. Era igual a las demás, pero tenía varias flores blancas y algunas de color naranja. A su lado estaba la lápida de su madre.


NARUTO UZUMAKI

873 – 890

"El brillo de tu persona nunca se apagará de tus seres queridos"


Las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas. Ya había pasado un mes desde la guerra, pero nunca podría superar la muerte de su amiga. Nada volvería a ser igual. Ni siquiera su sensei mostraba una sonrisa falsa, ahora estaba mucho más ocupado con su nuevo puesto para evitar pensar en la guerra, eso creía Sakura.

—¿Sabes, Naruto? Han pasado muchas cosas —dijo, su voz temblando mientras intentaba consolarse imaginando que Naruto estaba allí—. Kakashi es el nuevo Hokage. ¡Y la aldea está casi reconstruida por completo! —hizo una pausa mientras ponía una mano sobre la lapida y trazaba con sus dedos el nombre de Naruto—. Todos te extrañamos. Muchos te llaman como la mejor Hokage que pudo tener Konoha. Estás en los nuevos libros de historia. También hay muchas niñas que quieren ser como tú, todas están orgullosas de tu poder y tu gran amabilidad.

Ya no pudo aguantar los sollozos. Cerró los ojos con fuerza y en su mente apareció la imagen del equipo siete cuando fueron Genin oficiales. Los tres como desconocidos. Todavía tenía fresca la imagen de la sonrisa despreocupada de Naruto y la arrogante de Sasuke.

—Quisiera volver a ese tiempo, donde solo éramos niños buscando a Tora. Éramos tontos, pero hacíamos muchas misiones. Peleábamos como ningún otro equipo, pero incluso podíamos organizarnos para algunas cosas estúpidas, como intentar quitarle la máscara a Kakashi sensei —hizo una pausa mientras abría los ojos y se ponía de pie. Miró la lápida de Naruto—. Quisiera recuperarlos a ambos.

Se marchó del cementerio. Las flores se veían hermosas, y de repente estas se movieron un poco a pesar de que no había viento. 

Te Recuperaré | Naruto Fem x SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora