EL HOMBRE PÁJARO

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Un relato corto sobre uno de los personajes que he querido desde el momento en el que lo cree. ¿O él me creó?


Cuando el universo se creó hacía cerca de los trece mil setecientos millones de años, este comenzó como la sombra en lo que se ha convertido hasta el momento. Pero no solo se creó el universo, si no también dos identidades.

Todos habrán escuchado la historia de el bien y el mal, tan bien representado en el cristianismo con sus dos protagonistas: Dios y el Diablo. El último termino siempre es usado para asustar a la gente con un castigo. A Lucifer, Satanás o Belcebú se les ha dado el título de diablo, pero ¿por qué? No siempre es usado la palabra diablo para referirse al mal, también están los casos de serpiente, traidor y mentiroso. Es gracioso pensar en los cuentos que nos metieron en la cabeza a muchos niños durante el catecismo sobre este ente. Pero todos estábamos equivocados sobre el bien y el mal.

Estas dos entidades que mencioné antes se crearon junto con el Big Bang. Eran los reyes, no, los dioses de este nuevo plano recién creado desde las misteriosas aguas del manto. Cuando todo no era más que una nube de electrones, protones y neutrones dando vueltos por doquier, ellos se encargaron de darle forma a lo que vemos. ¿Cómo hicieron eso? También quisiera saberlo, pero pienso que está más allá de lo que puedo procesar. A estos dos entes se les dio todo para crear lo que se les antojara. El universo era un lienzo en blanco que buscaba tener una obra de arte tan hermosa y perfecta que nada pudo ser soltado al azar.

En millones de años, que es demasiado para nuestras pobres mentes y poco para aquellos seres, se crearon elementos más pesados a través de muchos cambios en el universo. De allí nacieron las estrellas, los cuásares, las galaxias y agujeros negros. Creo que lo más impresionante para nosotros durante un buen tiempo ha sido saber cómo son los agujeros negros. Una singularidad en el universo tan pequeño como la longitud de Planck. Pero lo que nos llama la atención siempre ha sido su disco de acreción, como el de Sagitario A, el agujero negro del centro de nuestra galaxia. O el enorme TON-18, el agujero negro más grande descubierto hasta la fecha. Pero solo nos hemos quedado con eso porque nunca podremos ver que hay dentro de un agujero negro sin morir en el intento.

Hay una respuesta, y no es la más agradable de escuchar.

En el año 9512 desde nuestra era, los viajes intergalácticos dejaron de ser un sueño de la ciencia ficción y se convirtieron en la realidad de mucha gente. Primero comenzamos con la exploración de nuestra galaxia con la ambición de encontrar más seres vivos, pero, sobre todo, encontrar a seres igual de inteligentes que nosotros. No hubo suerte, lo único que se halló fueron organismos orgánicos no muy diferentes a los animales que hubo en el fanerozoico en la Tierra. A pesar de ello, fue de mucha ayuda encontrar planetas habitables y con poca vida a la cual dañar.

Por supuesto, la humanidad con los años se volvió una especia colonizadora. Más y más colonias se establecieron en distintos planetas de la galaxia, y en uno de ellos nací yo. El planeta de Zeroi, un hermoso lugar con demasiada fauna y flora tan distinta a la de la Tierra, según los archivos y páginas que consulté. Y con los años me convertí en un explorador más para descubrir más sobre este universo que nos rodea.

Como tal no puedo decir una fecha exacta de los acontecimientos, pues en la Tierra han pasado muchos más años desde que las colonias se establecieron. La relatividad fue un gran impedimento para la comunicación de nuestra especie. La supimos arreglar de la misma forma en la que funcionan nuestras naves: deformando el espacio para que se hiciese más chico. A pesar de ello, las colonias fueron independientes de la Tierra, casi dejándola abandonada después de unas cuantas décadas. Lo único que la Tierra buscaba fue información, de allí en fuera no eran importantes las demás cosas. Eso fue bueno para nosotros.

Te Recuperaré | Naruto Fem x SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora