El calor se sentía tan débil, las noches me mostraban aquella luz de luna en la que los bebés dormían, estoy tan lastimada que pienso que estoy rota, las avenidas eran nuestra pista de baile, ahora dejamos que los autos las aplasten.
Estoy sentada en el asiento trasero de aquel auto estrellado, sin moverme, preguntándome por qué escucho tus gritos si ya no recuerdo tu voz.
Mierda, te amé mucho, ahora no puedo olvidarte.
El frío se sentía tan débil, los días me mostraban aquel sol ardiente en el que las aves posaban, estoy tan lastimada que pienso que estoy rota, las avenidas eran nuestra pista de baile, ahora dejamos que los autos las aplasten.
Estoy sentada en el asiento delantero de aquel auto arreglado, sin moverme, preguntándome por qué estás pagando los daños si yo fui quien estrelló el auto.
“Mierda, me amaste mucho”, eso fue lo último que me dijiste.
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Los poetas malditos nunca mueren III
PoetryEstaré feliz de que conozcas nuevas y delicadas fases de mi vida, de las que aprendí y de las que intento aprender. Será un largo viaje, no mueras hasta que mi historia haya terminado...