los restos que quedan de nuestra historia

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Siempre quise mostrar lo vulnerable que soy ante mis sentimientos y el poco control que tengo sobre ellos, como llegué a perder la cabeza y como terminé perdiéndome a mí.

Decidí mostrar una parte vulnerable de mí durante este proceso ahora que ya no soy tan débil, ahora que puedo tomar mi corazón con ambas manos y sabiendo que los recuerdos siguen ahí, como escritos que jamás envejecerán. 20 años es muy poco para la vida de una chica que cree que todo se soluciona escribiendo su dolor.

Algún día los sueños que tuve cuando me enamoré serán historias que contaré cuando me convierta en polvo. Algún día moriré y quiero que me recuerden hasta que mis escritos se vuelvan cenizas o cuando mis sentimientos ya no se logren percibir sobre cada metáfora, sobre cada gota de sangre.

Los restos que quedan de nuestra historia son los escritos que alguna vez hice.

Los poetas malditos nunca mueren IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora