Espadas y cuellos

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Cuando el primer fuego artificial salió fue como si todas las personas a su alrededor hubieran desaparecido y solo se lograban escuchar las respiraciones de ellos junto al sonido que provocaban las explosiones en el aire

El corazón de Johnny se aceleró cuando volteó a ver a su novio el cual en sus grandes ojos negros se veía el reflejo de muchos colores en el aire mientras que su boca estaba totalmente arqueada hacia arriba dejando transmitir su emoción. Viendo esto lo acerco a su pecho y le dio un beso en la cabeza antes de girar su cabeza para luego caer hipnotizado en el espectáculo 

Se podía oler la ceniza y el fuego, tambien se escuchaba mucha gente aplaudiendo y emocionada tal como lo estaba Ten. En realidad todo eso resonaba en el cuerpo de John

Había ido algunas veces a ver los fuegos con Doyoung pero nunca se sintió así, en realidad los veía como si fuera solo un ruido fuerte por le cual la gente se emocionaba, pero esta vez al ver al rey inmerso en esto fue cuando entendió el por qué 

El espectáculo terminó haciendo que Ten le atrapara mirándole y hubiera un contacto visual que para cualquier persona podría ser incomodo menos para ellos. Con una sola mirada bastaba para comunicar sus sentimientos y eso es lo que estaban haciendo, gritando con la mirada lo mucho que se amaban y lo felices que eran juntos






Regresaron al palacio y Johnny una vez más se las arregló para colarse a la habitación del rey donde tan solo llegaron se recostaron en la cama a recordar momentos del día mientras reían bajito

Ten una vez más se recostó en el pecho de su novio para dormir mientras era abrazado 

—Ten ¿qué harías si esta fuera nuestra última vez juntos? — 

— De que hablas —

— Solo dime — dijo mientras comenzaba a pasar sus dedos deslizándolos y enroscándolos por la brillante cabellera negra 

— Pues te diría lo mucho que te amo y me gusta estar contigo, sobre como amo todo de ti, eres mi persona, decirte que no fuiste antes ni después, fuiste a tiempo, a tiempo para que me enamorara de ti—

Y ahí fue cuando John se dio cuenta de nuevo que no podría matarlo miro el reloj que se encontraba en la pared y anunciaba las 11:50 pm 

— ya hay que dormir, mañana vayamos a cabalgar juntos — dijo el pelinegro 

Oh querido Ten ¿Acaso habrá un mañana para ustedes? John estaba completamente aterrado que solo quería gritar y llorar en el regazo de su amado, nada de esto estaría pasando si no se hubiera enamorado de su enemigo. Estúpido corazón, tantas mujeres en su reino y decide caer a los pies del rey en verdad estaba condenado

11:55

— Ten... te tengo que contar algo — comenzó, en realidad no quería confesarlo, sus pies al borde de la cama comenzaban a sacudirse dejando ver su angustia

El menor que estaba a punto de dormir solo respondió con un —mmm?— algo flojo

Así que cerro los ojos y respiro profundo para contarle la verdad

Comenzó a hablar y el rey rápidamente se levantó con el ceño fruncido y una cara de confusión mientras lo veía directamente a los ojos

— ¿qué? —  antes de pararse de la cama y después de pie seguir — O sea que todo es un engaño ¿no me amabas? —

La traición del rey | JohnTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora