Capítulo 2

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(Alexandre)

el médico está revisando a la señorita que encontramos en el bosque, ni Edwin ni el doctor dejan de verla, aunque ella este inconsciente, parece que les atrae mucho, a mí me parece una mujer común y corriente, algo loca, pero nada más...

— ¿dónde estoy? - pregunta algo asustada

— en el reino decronthre

— ¿dónde? - ella toca su cabeza, como si le doliera mucho

— dime tu nombre señorita - le dice el doctor

— Y-yo no lo sé - dice apenada

— ¿Y qué es lo que sí sabes? - le pregunto saliendo de las sombras, ella me mira y luego a su mano, supongo, donde tenía mi retrato

— ¿qué recuerdas, señorita? - le vuelve a preguntar el doctor

— Desperté, en un castillo desconocido, estaba en una torre muy alta, no había nadie, en el suelo me encontré con un retrato, también había un cuenco de sangre, aquella se derramó sobre mí cuando me levante asustada

— ¿un cuenco de sangre? - pregunta mi hermano, ella asiente

— ¿y luego? - ruedo los ojos por el dramatismo

— luego entraron unos hombres, tenían no sé, algo en sus manos que jamás había visto, me señalaban con ella

— un arma - dice el doctor ella duda pero asiente

— trate de huir, pero la ventana era demasiado alta, ellos me tomaron de los brazos y me empezaron a tocar - de inmediato me pongo en alerta y miro a mi hermano

— ¿recuerdas de qué color era su ropa? - el uniforme verde es del ejército de mi hermano, el negro, mi ejército

— era negro, sí, estaba oscuro, pero lo recuerdo, era negro, ellos dijeron algo de... no sé, ¿follar? - sus mejillas se ponen igual de rojas que su cabello

 mi sangre arde de rabia por lo que le estuvieron a punto de hacer, no importa que, mis guardias lo tienen claro, las víctimas no se tocan de esa manera

salgo de inmediato, me encuentro con Carther, mi consejero y mano derecha

— Reúne una asamblea con el ejército, van a rodar cabezas

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— Ella ya se encuentra bien, majestad - me dice el doctor en mi oficina - le di unas hiervas para dormir, está algo alterada

— ¿por qué no recuerda nada? - le pregunto bajando los papeles que tenía mis manos

— No lo sé, señor, a lo mejor se golpeó la cabeza y olvido, pero no encontré ningún tipo de herida en ella, ¿podría ser un hechizo?

— ¿quieres que te corte la cabeza? - él niega - entonces no vuelvas a mencionar hechizos

— Alexandre, ya me voy - entra mi hermano por la puerta - angelym me espera

— ¿te llevarás la loca? - me pongo de pie

— Eh no, te la dejaré a ti, tienes mejores doctores, aunque quisiera llevármela, sabes que no puedo

— tú me convenciste de traerla, ¿ahora te vas y me la dejas como a un perro?

— sé que me amas hermano - él me da unas palpadas en la espalda y yo lo quito de un manotazo

— en cuanto esté bien, se larga - él no parece escucharme - Se va - le repito

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