Capítulo 14

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(mara)

Lo supuse, lo sentía desde mis entrañas, se supone que la primera señal de que faltaba muy poco para llegar, era un gran campo de flores, flores Antígona, muy rara, creación de brujas, se dice que es la debilidad de todo tipo de creación oscura, en cambio, estoy en frente de un desierto, mucho pasto y ni una sola rosa, incluso el grande árbol no está...

— Hay que seguir - me dice vivían y yo asiento, suspiro y sigo caminando

Desde la colina se puede ver la ciudad, mejor dicho lo que queda de ella, veo algunas casas, el castillo, solo son pedazos de piedras, algunas personas en las calles, camino hacia abajo, de hecho casi troto, se le llama la ciudad perdida porque es muy difícil encontrarla, no porque sea ruinas, al menos no lo era...

No me di cuenta cuando me separe del grupo hasta que escucho como Alexandre me pide que me detenga, miro hacia atrás, ellos están corriendo hacia mí, pongo mis manos en mis rodillas, me canse, ya estoy engordando, cuando vuelvo a mirar al frente, tengo al menos unas cinco personas al frente, entre ellas una niña...

Doy un paso atrás, ellos parecen verme bien, en especial la anciana, que ya no parece a la defensiva

— Por los Dioses... — habla la anciana - ¿Mara?

— ¿Nos conocemos? - doy otro paso atrás, cuando todos ellos se vuelven a mirar, de inmediato están de rodillas, en serio de rodillas - ¿Qué mierdas hacen?

— Lo supimos siempre, nos volverías a encontrar - habla una mujer, un poco mayor

— ¿Qué está pasando? - llega Alexandre a mi lado

— Si lo supiera, no tendría esta cara - le digo lo obvio

— Tú nos salvarás del fin del mundo - la anciana se levanta y me toma de las manos

— ¿Fin del mundo? - hago una mueca

— La leyenda lo dice, ven, ven

— Alto - me detengo, estaba arrastrándome - ¿Me vas a explicar qué está pasando? ¿De dónde nos conocemos? ¿Y qué carajos tengo que ver yo con el fin del mundo? - anciana sonríe, siento una mano en mi abdomen y retrocedo, es la niña, ella me sonríe, su cabello es gris, como la de todas las mujeres que tengo al frente

— nosotros también estamos esperando una explicación - miro a mi lado, están Alexandre y los demás

— ¿Ya comieron? - pregunta la anciana, Alexandre rueda los ojos

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Alexandre está sentado en el piso, es lo más divertido que veo en el día, ver como ve todo con asco, él me pilla mirándolo, en vez de hacer una mueca, él mira mi abdomen, lo cual me pone super nerviosa ¿ya se nota? ¿Se abra dado de cuenta?

— Yo conocí a tus padres mara - la anciana empieza, nadie se atreve a interrumpirla - Yo estuve ahí cuando naciste, cuando la reina dio a luz, eras tan hermosa, lo sigues siendo, tu cabello... igual que el de tu madre, tu madre venía de una línea de brujas puras, las brujas más poderosas, las brujas que acabaron con la oscuridad, tu padre la salvo de ser una esclava de los Ortgrey, se casaron, tu padre también era un brujo puro, solo que él venía de la línea que bueno... creo a los oscuros, tus abuelos, eran rivales y que sus hijos se casaran fue caótico, pero hermoso, tu madre te adoraba como nada en el mundo, pero ella lo sabía, lo sabía desde qué naciste, te esperaban cosas muy grandes, en especial porque vienes de un linaje muy importante

— Si ya lo dijo - Alexandre rueda los ojos, pero la anciana sonríe

— Tu madre, tu abuela, eran brujas puras, pero tu bisabuela se enamoró de alguien el cual no debía, las últimas tres generaciones lo temían, temían nacer con el don o maldición, tu bisabuela se enamoró de un dragón, del dragón rojo o el dragón de oro, los reyes de los dragones, su sangre creo a las brujas, cuando María, tu bisabuela, quedo en embarazo trataron de matarla, pues se decía que iba a dar a luz a una anomalía de la naturaleza, mitad bruja y mitad dragón ancestral, era casi imposible, pero tres generaciones después, paso lo que tanto temían las brujas, nació la Antígona, así la llamaron, tenía cabello rojo, rojo como el dragón, sus ojos azules, pero sobre todo su imposibilidad de hacerse daño, Mara, tú eres Antígona

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