Capítulo 20

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(Alexandre)

— ¿qué te dije? - la miro fríamente o al menos eso, intento - ¡Te dije que no me molestaras! - tiro el vaso a su cabeza, por desgracias cae a su lado

— ¡Estoy embarazada de ti! ¡Animal!

— ¡Si no te gusta vete! - vuelvo a tumbarme en la silla, mi padre se estaría riendo de mí, borracho por una mujer, una estúpida bruja, llevo dos meses así, dos jodidos meses

— No te reconozco, no queda nada del Alexandre que conocí

— qué mal por ti ¡Carther! ¡Otra botella!

— Son las tres de la tarde Alexandre, deja de tomar - rio a su comentario

— ¿Quién te crees? Solo era a puta que está engendrando un bastardo mío

— Es niña - me corrige como si me importara

— Lo que sea, no lo quiero y lo sabes

— Deberíamos casarnos, no quiero que nazca...

— ¿Casarnos? - la interrumpo - En mi mente solo me paso una cosa desde que te vi y créeme que nunca fue casarme o que quedaras embarazada - señalo mi cabeza - siempre fue cogerte, como a un animal, a lo bestia, para eso me servías, porque ahora no puedes ni lograr que se ponga dura

— Eso no es mi culpa, yo si me enamore de ti

— Mal hecho - la regaño

— ¿Jamás te has enamorado? - me pregunta y yo pienso

— Sí... pero tenía 16 años y está muerta, nada importante

— ¿qué le paso?

— No es de tu incumbencia, metida ¡Carther! ¡Mi maldita botella!

********************

El dolor de cabeza incrementa, no sé en qué momento me desmayé, debo de dejar de tomar, veo a Carther sentado a mi lado, leyendo un libro muy pacíficamente hasta que me ve

— ¿Qué haces viejito?

— Debes parar - me paso una mano por el pelo

— ¿Parar qué? - me hago el tonto

— De beber, no es bueno, ¿qué paso con el rey? -

— se enamoró Carther, se enamoró de una bruja que se fue, que se fue con su primo

— sabes que no tienen nada

— Podrían estar follando en este momento, no se necesita ser algo para ello

— estás hablando de Mara, no creo

— ¿Edwin? - pregunto

— sigue en su reino, pasará la noche allá, llevo a su esposa a conocer a los dragones

— hubiera querido ir yo... pero ella me lo pidió y no quiero incomodarla - confieso

— Claro, más si estás borracho 24/7

— Cállate, ahora no estoy borracho - me recuesto de nuevo en la cama

— Milagro, ¿quieres cenar majestad?

— ¿Qué hora es? - pregunto

— Diez de la noche, pensé que tenías un coma etílico, casi llamo al doctor

— Tráeme la cen... — ambos nos callamos, escuchamos un ruido y gritos, nos paramos de inmediato, corremos abajo ¿invasión?

— Majestad, llega a mí un guardia

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