Las hermanas Scott yacían plácidamente dormidas en unas grandes y cómodas camas; cubiertas con sábanas de seda.
Un rayo de sol de plena mañana despertó a la hermana mayor de las mellizas Scott: Everly. La joven intentaba tapar ese rayo de sol para poder seguir durmiendo, pero era inevitable. Al rato, se acabó levantando de la cama y vio cómo dormía Sophie plácidamente.
-¡Qué suerte!.- pensó. - Ojalá tuviera un sueño tan profundo como Sophie.
Separó las cortinas y la luz y el amanecer tiñeron la habitación.
-¡Buenos días, dormilona!.
Al igual que su hermana, Sophie intentó seguir más tiempo en la cama.
-¿Y Daphne?- preguntó con los ojos cerrados.
-Ni idea- respondió.- Es extraño- murmuró.
-¿Qué es extraño, Everly?.
-Aún no lo sé, pero hay algo extraño.Dio vueltas por la habitación intentando descubrir qué era lo que no le encajaba. Después hizo el amago de abrir la puerta.
-No puedo abrir la puerta.
Sophie se levantó de la cama, fue hacia donde estaba Everly e intentó ayudarla a abrir la puerta de la habitación. Como bien decía Everly, era complicadísimo abrir la puerta. Hicieron un esfuerzo tras otro tirando, pero fue en vano.
De repente, casi por arte de magia, la puerta se abrió.
Ambas hermanas se miraron. En completo silencio mirando qué había detrás de la puerta.
-No hay nadie- dijo Sophie.
Everly fue la primera en salir aún Sophie seguía dentro.
-Sophie, no estamos en casa.
-¿Cómo?.Everly tenía razón. Las mellizas Scott estaban fuera de casa.
-Vale, vamos a tranquilizarnos- dijo Sophie- esto tiene que tener una explicación.- Seguramente, nos fuimos a casa de algún amigo y nos quedamos a dormir ahí.
-Sophie, no me suena que la casa de ninguno sea así. La casa es enorme.
-Yo diría que es más que una casa, un castillo.Ambas fueron a investigar por toda la casa. Alguna pista encontrarían.
Decidieron separarse e ir cada una por el lado opuesto del castillo. Everly se fue por el ala norte y Sophie por el sur.
-Ten.
-¿Dónde has encontrado estas telas de ropa?
-Estaban en la mesa de la habitación
-Esto es muy raro, Sophie.
-Tranquila, todo saldrá bienEverly pondría un lazo rojo en cada pomo de las habitaciones para que Sophie supiera que Everly había estado ahí; Sophie pondrían lazos azules.
¡Estaban tan asustadas!. No sabían dónde estaban y qué hacían ahí. Lo que mantenía en calma a las hermanas Scott era que estaban juntas.
Everly fue de habitación en habitación y no vio nada raro ni preocupante. Lo mismo le pasaba a Sophie. Esto, en el fondo, les preocupaba más. Si encontraran algo raro, podrían saber dónde estaban. Pero estaban en un castillo muy cuidado con telas de ropa por toda partes.
Everly empezó a pensar que estaban en casa de una modista. Y tendría bastante sentido: toda la casa con telas de ropa, joyas y zapatos de todos los tipos y diseños.
-¡Dios mío, esto es el paraíso!.
Se había olvidado totalmente de la misión que tenía con su hermana, pero le daba totalmente igual. Se puso todo lo que pudo y se miraba en el espejo de pared que había en esa habitación. Se maquillaba, se ponía tacones y mil vestidos nuevos. Posaba como una modelo.
-Señoras y señores, Everly Scott.- la joven Scott se imaginaba a sí misma en una pasarela de modelos.
En cambio, Sophie siguió con su tarea. Al estar al lado opuesto del castillo, no oía en ningún momento a su hermana mientras se disfrazaba.
Entraba en las habitaciones, buscando algo de relevancia dentro de ellas, y, después, salía y dejaba la habitación igual que como estaba antes de salir pero poniendo un lazo azul en la puerta.
Miraba y miraba, pero no veía nada de relavancia. Esto empezaba a ponerle de los nervios.
-Quiero volver a casa y abrazar a mis padres.- Sophie se acostó en mitad del pasillo y se puso a llorar. Pensaba en sus padres y en su perro Priper. Sólo pensaba en volver con ellos.
******
Ambas jóvenes vivían emociones opuestas. Everly fue menos descuidada en comparación con su hermana; saliendo de la habitación con los trajes del castillo puestos. Everly se fue a buscar a su hermana.
Al ver a su hermana llorando, fue corriendo a consolarla. Estuvieron hablando las dos y, al poco tiempo, Sophie se empezó a encontrar mejor. Seguramente, fue por volver a ver a su hermana. Verla le daba fuerzas.
-Sophie, mira qué de joyas.- señaló Everly- Podemos llevárnoslas a casa.
-¿Para qué quieres llevarte estas joyas a casa?- preguntó- Tenemos suficientes en casa.
-Ya, pero mamá podría tener más.
-Everly, por si no te habías dado cuenta, no sabemos dónde estamos.Cuando Everly se vio en ese castillo con esos trajes y joyas; sintió un gran sentimiento de avaricia. Everly, por mucho que lo ocultara, siempre se sintió muy insegura al lado de su hermana.
Al ser hermanas mellizas, siempre había sentido mucha presión por ver quién era mejor de las dos hermanas. Ese sentimiento lo descubrió alrededor de los siete años. Estaban en el colegio y las dos iban juntas a clase, ese día les darían la nota de un examen de matemáticas. Ese recuerdo vive día a día en su memoria.
-Muy buena, señorita Scott- dijo Miss Shannon a Sophie.
Cuando llegó a donde estaba sentaba Everly, la gran sonrisa de su cara desapareció por completo. La de Everly también.
-Everly, cariño, no has sacado muy buena nota. No te preocupes podría tu hermana ayudarte con el próximo, ánimo.
Una parte de ella, murió por completo. Ahí sintió que era insuficiente e inferior a su hermana. Por esa razón, empezó a desarrollar su pasión por la moda.
<<No se puede ser tonta y fea>> era lo que se repetía día a día Everly.
Muchas veces, llegaba a forzarlo por miedo a mostrar su verdadero ser y que realmente fuera tonta.
Lo que Everly no sabía, es que a Sophie le pasaba lo mismo con ella.
Sophie siempre supo lo bella que era su melliza. Ese mismo recuerdo del colegio lo recuerda de una manera totalmente distinta a su hermana.
La semana anterior a ese examen, a Sophie le habían puesto un parche en el ojo para mejorar su vista. Tenía un ojo vago. Su hermana, tenía una piel de porcelana y el pelo rojizo. Dientes como perlas y ojos Verde zafiro.
Sophie sabía que, si no sacaba notas brillantes, jamás sería nadie. Sería inferior a si hermana.
Cuando Miss Shannon le dijo esa vez que había sacado la nota más alta de la clase, se emocionó de la felicidad. Su sonrisa resplandecía e iluminaba la habitación.
<<Por fin soy alguien>>.
Una misma historia. Dos puntos de vista distintos. Esa historia cambió para siempre a las hermanas Scott. Esa historia hizo a las hermanas Scott.
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Vivian Bellerose: El secreto del Jane Austen's girls school
Teen FictionEl Jane Austen's girls school es un colegio de gran prestigio en Mayfair, pero todo lo bueno tiene un secreto. ¿Qué ocultará?. Un misterio que sólo podrán resolver estas siete jóvenes: Vivian, Judith, Agatha, Christine, Sophie, Beverly y Gabrielle.