Capítulo 3: Sœur

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-¡AHHH!- escucho a alguien gritar desde mi habitación.

Aquel ruido me había despertado por completo. Enciendo el móvil para mirar qué hora es: las ocho de la mañana. Salgo de mi habitación e intento identificar de dónde salí ese ruido.

-Mi ropa está totalmente destrozada.- solloza Colette mientras toca su ropa hecha añicos.

Voy hacia ella y remuevo entre su maleta, para ver si hubiera ropa que sí se hubiese salvado. Cojo unos tacones. Los favoritos de Colette, y empieza a salir a borbotones agua de ellas. Colette mira con terror la escena.

-No, vosotras no.- llora con los tacones en sus brazos cerca de su pecho.

Sigo mirando en su maleta.

-¿En serio, Chardonnay y Merlot?- pregunto.
-Eh, no me juzgues- dice quitándomelas de las manos.
-¿Qué vas a hacer con toda esta ropa?.
-Ni idea- responde-. ¿Te apetece que nos vayamos de compras?.- me pregunta mostrándome su tarjeta de crédito.- ¡Oh vamos Viv, será divertido!.- suplica-. Tarde de chicas.

Al bajar, Colette escribe una nota en un Post-it de color rosa en donde le pone a nuestros padres que nos vamos de compras. Al acabar de escribir la nota, saca el perfume que lleva en el bolso y lo esparce por el papel.

-¿Vamos?.

Colette abre su Fiat 500 blanco descapotable. Entramos en él. Antes de pisar el freno, se mira en el espejo retrovisor y se pone brillo de labios. Se mira varias veces en el espejo y ya se pone a conducir.

-¿Puedo poner música?.
-Por supuesto.- se pone las gafas de sol y baja el capó. Nos ponemos a cantar las dos al unísono hasta llegar al centro comercial.
-¿Desayunamos?.
-Vale.
-Un capuchino y un croissant, por favor.- pide mi hermana a la camarera.-
-¿Tú qué quieres, Viv?.
-¿Un batido de fresa?- digo dubitativa.
-¿Eso es lo que quieres?- me pregunta.
-Sí.
-Entonces no dudes.- me dice en voz baja- Disculpe.- llama a la camarera- ¿Podría traernos también un batido de fresa, por favor?.
-Enseguida.- le responde.
-Muchas gracias.- Colette sonríe a la camarera y nos alejamos hasta nuestro lugar esperando a que nos traigan el pedido.

-¿Te gusta tu batido?- me pregunta.

Afirmo con la cabeza mientras me bebo el batido.

-¿Quieres probar el croissant?.- acerca su plato hacia mí- Está tortado por dentro.
-Tiene una pinta exquisita, ¿puedo?.- pregunto.
-Claro, Viv.- parte un trozo con el cuchillo y el tenedor que le habían traído; acerca el croissant, el cual es sujetado por el tenedor, hacia mi boca y yo me lo como.

Colette y yo nos quedamos hablando un rato mientras nos tomamos el desayuno. Al acabar, mi hermana pide la cuenta y nos vamos a mirar ropa.

Nos ponemos a mirar en un varias tiendas. Nos probamos algunas de ellas y, las que más nos gustasen, nos las comprábamos. Estuvimos toda la mañana en tiendas.

Después de estar varias horas y llevar los brazos llenos de bolsas de ropa, mi hermana recibe una llamada.

-Es papá.- me informa. -¿Hola?.- pregunta a nuestro padre- Sí, no tardamos.- le dice- Ya estamos llegando.- acelera el paso hasta llegar al coche.

-¿Hola?- pregunto al abrir la puerta- ¿Mama?, ¿papá?.
-En el jardín.- Colette y yo nos dirigimos hacia ellos.

Vivian Bellerose: El secreto del Jane Austen's girls school Donde viven las historias. Descúbrelo ahora