Apoyo c10

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Íbamos por el bosque a paso ligero uno detrás de otro. Poco a poco me adelanté hasta ir la primera de todos.

-Vale, todos alerta- dijo Bellamy- Esto es territorio terrestre.

-Todo esto es territorio terrestre- añadió John.- No puedo seguir- se quejó cuando de repente se paró. -Ni siquiera sabemos si el que mató Finn decía la verdad.

Este mismo se acercó a él para empujarlo.

-Muévete Murphy.

Me di la vuelta en señal de estar harta de sus juegos mientras que ellos discutían por infantiladas.
Al pronto tropecé con algo y estuve a punto de caerme. Me agaché para inspeccionar; era una mano. Rápidamente me levanté y los llamé.

-¡Chicos!

Al ver el caso omiso que me hicieron lo solté, como quien te echa un vaso de agua fría en la cara recién levantarte

-Hay un cuerpo.

Esta vez, sí me miraron y se acercaron para comprobarlo.

Habían zapatos, ropa y más cuerpos alrededor. Todo era un desastre. Avanzamos lentamente uno detrás de otro sin romper el silencio hasta que lo hizo john.

-¿De dónde salen estos?

-Del Arca- le contestó el pecoso.

-¿Del Arca?- cuestioné robando la atención de todos- ¿No están todos allí?- me referí a la nave que acabábamos de abandonar.

Vi como mi ojo azul me miró negando.

-Hay muchos más- suspiró- Los que has visto no son ni un cuarto de personas que habían en el Arca.

Miré hacia el suelo lamentándolo cuando Finn pasó por mi lado chocando mi hombro.

Me susurró algo que jamás olvidaría.

-No sabes nada por ser tan marginada, rulos- recalcó mi origen con desprecio.

El mutuo desprecio inmediatamente aumentó. Pero no me moví, no me molesté en hacerlo. Sabía que las cosas caerían por su propio peso.

El resto no escuchó nada y avanzó. Mi chico al verme plantada sin inmutarme se acercó.

-Ey- me besó sin yo esperármelo. Lo miré confusa por él y el melenas- ¿Estás bien?

Moví a los lados mi cabeza alejando los pensamiento.

-Si, si, claro. Hay que seguir.

Di unos cuantos pasos pero en poco tiempo me alcanzó.

-¿Cómo te ha ido?

-Bien, John.- sonreí aun caminando tras los demás.

-Ha pasado tiempo sin que hablemos.- habló- Después de encontrarte en el transbordador...

Lo interrumpí riendo

-¿Qué me encontraste qué? Perdona chico, pero fui yo quien te encontró muriéndote- tenía dibujada media sonrisa.

Él se unió a mis risas.

-Cierto, cierto.

-¿Qué tal llevas esa herida?- pregunté.

-Bueno, puedo andar, eso es lo que importante.

No pudimos continuar con la conversación porque el resto nos llamó.

Todo a nuestro alrededor estaba muerto. Cuerpos sin vidas y gran acantilado.

Uno al lado del otro nos asomamos con precaución para mirar qué era lo que pasaba.

Siempre// Los 100 (2ºLibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora