Capítulo 5

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Una noche llena de lluvia y truenos extremadamente ruidosos que hacían que la tierra se extremeciera, causando miradas de miedo entre los guardias y entre compañeros de celda.

A la luz de una noche lluviosa y a la iluminación extrema de relámpagos se veían a cinco jóvenes adultos mirarse entre si, sentados en el suelo, por miedo, porque los truenos no les dejaban dormir y, cuando creían que todo había pasado un trueno los espantaba con un terrible ruido que hacía que sus oídos zumbaran.

— No es que sea chismosa. — Se defendió una chica delgada, de cabello negro y corto, y con el uniforme de aquel lugar: camiseta negra y unos pantalones negros y zapatos blancos.

— Rose, tienes la palabra chismosa escrita en la frente. — La acuso burlón un chico algo corpulento, con los músculos marcados en sus brazos y piernas dobladas en posición de loto, cabello café claro, cara cuadrada y ojos de color café oscuro.

— Cállate Tommy, nadie te dio vela en este entierro. — Le saco la lengua una refunfuñona Rose. — Y tu! — Señaló a la chica de cabello negro y corto — Hye, deberías estar de mi lado, incluso tu quieres saber porque están aquí Dori y Sakura!!!! — Grito al mismo tiempo que se hizo presente un estruendoso trueno haciendo temblar a los presentes y parece que únicos chismosos en círculo en las celdas, y claro que los guardias no decían nada porque los pobres estaban más concentrados en no dejar que los truenos les afectará.

— ¿Para qué quieres saber? No es como que si todos lo que estamos en la Dark Crimson estemos por haber hecho algo bueno. — Ironizo un Dori con cara de incredulidad.

Hye se puso la mano en la boca evitando que una sonora carcajada se le escapara o de lo contrario Rose la querría matar a patadas después.

— No.. No es eso... Es solo que... Puede que...te haya investigado un poco...tengo un guardia que prácticamente es mi lacayo y tengo información de todos, incluyendo a ti... Comandante Dori Haruno. — Rose murmuró con la mirada clavada en el suelo, no podía verle, pero sentía la mirada de todos en ella, y eso la hacía sentir pequeñita y le hacían dar ganas de morirse cuando obtenía ese tipo de atención que tanto le desagradaba.

— Oye perra, ¿Cómo te atreves a investigar a mi hermano? — Rugió Sakura mientras los rostros de los presentes eran alumbrados por un relámpago seguido de un estruendoso trueno qué hizo vibrar el suelo.

— Bueno, al menos ustedes dos no son raritos como los de la celda dos. — Admitió Rose sin darle mucha importancia a una alterada Sakura que no dejaba de insultarla por andar de entrometida.

— Cállate ya, Sakura. Y no me hagas recordarte que en primer lugar estamos aquí por tu culpa. — Sakura lo miró con una mirada completamente ofendida a causa de su hermano. — Tu culpa. — La señaló Dori.

— ¿Por qué dices que son raritos? — Pregunto un Tommy bastante curioso.

— Si, escupe todo y ya no te hagas la tonta de que no sabes nada. Ya me entro curiosidad. — Admitió Hye.

— Bueno, según mi guardiesito, los informes dices que ellos no fueron atrapados, de hecho, ellos se dejaron atrapar. — Los demás se quedaron algo asombrados  con la información dada por Rose.

— Espera qué... Eso significa que... Pero ¿por qué? — Preguntó una muy confundida Hye.

— A eso viene lo otro. Según las investigaciones, nacieron y crecieron rodeados de un culto satánico, sus padres les abligaban a estar ahí, hasta que bueno... Ahora ese culto no existe. — Rió nerviosa Rose.

— Por eso Ryuu y Colley no los quieren de enemigos y los hicieron sus aliados. — Murmuró Dori. — Saben que son más peligrosos de lo que aparentan y, que puede que tengan algo inhumano al nacer y crecer en un culto satánico. — Indagó en sus pensamientos.

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