Capítulo 8

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— Aaaggg...! — Los quejidos y arcadas no se dejaban de escuchar, no era solo eso, había llanto, gritos y súplicas, acompañantes de aquellos quejidos y arcadas.

— Bas-ta — Emma suplico en un acto de desesperación.

Si, estaban siendo castigados, por su peor enemigo, el general Jhon, aquella peste que no solo se contagiaba, sino que destruía, el general Jhon, era muy conocido por ser despiadado, pero más allá de eso, era porque tenía la capacidad de destruir, de adentro hacia afuera.

Y había alguien que lo sabía mejor que nadie, tres personas para especificar ese hecho: Emma, Sam y alguien que absolutamente nadie lo sabe, Dylan.

— No. No quiero parar. — Sonrió el general Jhon. — A decir verdad, me gusta castigarlos, esta era la oportunidad que estaba esperando desde hace mucho tiempo, y por nada del mundo, desaprovechare esta oportunidad de divertirme con ustedes. — Confesó.

— No fuimos los únicos! Fue Liam quien empezó todo esto! — Un Royce sumido en la desesperación grito lleno de ira y desesperación.

— Uhmm — Posó su mano en su barbilla, en modo pensativo — Liam tenía un pedazo de su mejilla fuera de su rostro, y los demás parece que solo actuaron en defensa propia; a diferencia de ustedes — Los señaló a todos con su mano en un movimiento rápido — Dayana fue quien le arrancó parte de su mejilla a Liam, Samantha y Alexa tienen sus nudillos algo heridos, Royce tiene un ojo morado y nudillos lastimados, Sam lo mismo y Ericson tiene un moretón en su frente, todo indica que ustedes fueron los agresores. — Los miro con diversión al ver sus expresiones y ver que ninguno dice nada, porque aunque quisieran decir que no era cierto, er obvio que no lo iba a creer, nadie lo creería y nadie querría creerlo, no con el general Jhon ahí, no siendo ellos.

— Pero bueno, solo han sido dos pequeñas cargas de electricidad y una cucharada de sal. Apenas estamos empezando — Sus emoción al decir aquello, era perturbadora.

Los ojos de aquellos jóvenes parecía que se iban a salir de sus cráneos, tenían miedo.

— Pero, como muestra de mi gran misericordia, los dejaré tranquilos por hoy. — Todos alzaron de inmediato sus miradas hacia el general, quien sonreía con malicia, mirando específicamente a alguien. —  Royce, acompañame. — Ordenó y se dio media vuelta para salir de sus campos de visión, saliendo por la puerta diciéndole algo al guardia en el proceso.

Royce trago grueso, sintiendo como las gotas de sudor bajaban con más velocidad de lo que la estaban haciendo hace unos segundos.

Royce

Mentiría si dijera que no tenía miedo, pero más que miedo, no dejo de recordar cosas asquerosas, mis asquerosos recuerdos que no dejan de atormentar mi mente en estos momentos.

Tengo miedo, porque no se que sucederá, sin embargo, me levanto con un leve temblor en mis piernas y en mis manos, sintiendo como mi ser tiembla de miedo, un temblor que no se nota, pero que se siente horrible, como si supieras que tu vida va a terminar o te harán algo muy, pero muy feo.

Intento dar un paso, pero caigo de rodillas al intentar darlo.

Siento como todos exclaman de asombro al verme caer, se acercan apresurados a ver como me encuentro, pero solo sonrió sonrió con diversion y terror.

— Estoy bien. — Digo amargamente.

Dayana se pone al frente mio y toca mi rostro, secando las gotas de sudor, sin embargo la aparto de un manotazo, ella me mira algo asombrada por mi acción, pero es alejada de inmediato por Alexa y Sam.

— No lo toques. — Samantha dice lo que quiero decir y lo que posiblemente Alexa y Sam también querían decir.

— Solo intentaba ayudar... — Murmuró bajo.

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