Intento

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Severus y Lucius regresaron al castillo, después de cruzar un par de palabras se despidieron para cada quien ir a su recámara, sin embargo Severus fue a la biblioteca por libros para estudiar, pues quería distraerse y no pensar sobre lo ocurrido.

Sirius charlaba con Remus y Lily respecto a lo sucedido en la tarde, habían ido a comer y luego regresaron al castillo antes de que oscureciera.

-Severus tiene más de una razón para desconfiar de ti-

-Que gran apoyo- Sirius se llevo a la boca un buen trago de una bebida amarillenta, la cual ni Remus ni Lily podían descifrar que era.

-¿Sirius, no crees que sería mejor rendirte?- Lily y Sirius vieron con rostro confundido al más alto.

-¿De que hablas, Remus?-

-Habló de que- se detuvo un momento, tomó aire y siguió- llevas semanas intentando tan siquiera hablarle y no te lo permite. A veces podría ser que esa persona esté mejor sin nosotros- contestó sencillamente.

Lily no pudo evitar mirar a Sirius con tristeza, pues tal vez Remus tenía razón.

-Sirius... no quiero ser pesimista, pero míralo de este modo, Severus ya no recibe bromas, no tiene que esconderse y ya está haciendo su nueva vida como integrante de la familia Prince. - llamó al joven, que parecía inmerso en sus pensamientos.

-Lo intentaré de otra manera, si no funciona quizá tengan razón- se levantó de su asiento y fue directo a los cuartos de chicos.

-Me preocupa- comentó Remus a la chica sentada junto a él.

-Lo sé-

****

Severus ya había terminado sus deberes y no tenía más que hacer, ni siquiera tenía ganas o ideas para seguir experimentando, se hacía cada vez más tarde y la bibliotecaria ya lo corría.

Decidió vagar un rato por el castillo hasta que diera la hora del toque de queda, salió a los jardines del castillo mirando el cielo.

Pensaba en su madre, en que pensaría de todo aquello, también en lo difícil que sería tener que vivir con sus abuelos sabiendo que ellos no lo querían por ser mestizo, culpándolo de haber sido la razón por la cual su hija había sido despojada del apellido Prince.

Escuchó pasos a lo lejos y por fin calló en cuenta que estaba por salir del castillo; pensó en regresar, pero realmente no tenía ganas de regresar a su dormitorio.

Camino sin rumbo alguno, por suerte no lo habían visto salir del castillo, así que nadie esperaría por él.

*Flash back*

El callejón Diagon estaba repleto de niños desde 11 a 15 años, los cuales buscaban libros, plumas, tinteros y todo tipo de cosas para su nuevo curso en Howards; sin embargo, Severus y su madre solo fueron a comprar una varita y una capa, pues de lo demás tendría que encargarse su madre de darle lo que rescato de su casa antes de salir de allí a la edad de 18 años.

Pasaron por la tienda de deportes mágicos, por la tienda de mascotas, por tiendas de ropa y llegaron a la tienda de libros, donde su madre le pidió que aguardara mientras ella iba por dinero a Gringotts, Severus obedeció y aguardó a su madre mientras veía las secciones de libros en el lugar.

Observó con curiosidad las secciones que había en los estantes, había todo tipo de tamaños y colores, pero el que más le llamó la atención fu un libro pequeño, oscuro, de pasta color azul, casi dándole al negro que llevaba detalles dorados en forma de un círculo con algo en el centro que Severus no pudo descifrar qué era; el libro no tenía nombre ni autor, pero aún así lo tomó y logró abrirlo a pesar de que este parecía poner resistencia.
En la primera página se encontraba el nombre:

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⏰ Última actualización: Apr 19, 2023 ⏰

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