VII

3K 233 30
                                    

— Pues yo la voy a invitar. — dijo Vicente seguro. 

— ¿Y si se entera Zynthia?. — preguntó Ismael.

— No hay pedo. Ya estamos más allá, que pa' acá. 

— Eso es no tener vergüenza. Me cae. — negó Iván. 

— Muy virgen y puro, has de ser tú. — dijo Ovidio. 

— Yo por eso no compromisos. — dijo Iván — Del pueblo, y para el pueblo. 

— Peor tantito. — dijo Alfredo. 

— Culón. 

— Bueeeno, ¡Ya!. — intervino Vicente antes de que los hermanos Guzmán comenzarán una pelea — ¿Puedo invitarlas, Iván?. 

— Yo digo que sí. — dijo Alfredo antes de beber de su trago.

— Simón. Me cayeron bien. Incluso el plebito, aunque haya preferido estar con Ovidio. — llevó un puño de cereal a su boca. 

— La que puede, puede. — sopló sus uñas. 

— ¡Yasta!. Deja me comunico con Cristy. — dijo Vicente. 

— ¿Vas a ir al hotel?. ¿Quieres que vaya contigo?. Si quieres te acompaño. — Alfredo habló algo rápido, causando las risas de aquellos hombres. 

— Hijole, carnal. Ni la despistas. — dijo Iván entre risas. 

— Te gustó la mamá del Leo, ¿'Eda?. — lo miró burlonamente Serafín. 

Las mejillas de Alfredo, rápidamente se tiñeron de rojo al darse cuenta que se había dado a descubrir.

— Ya le entró el instinto paternal a mi compa. — habló Vicente. 

— Puede ser tu hijo. Al cabo y si se parecen. 

— Ey. — Ismael apoyó el comentario de su hermano. 

— Pues si está bonilla la plebe. —dijo sincero Iván. 

Sin pensarlo, Alfredo lo volteó a ver mal.

— Elena es mía. — dijo con cierta molestia. 

Los cinco hombres estallaron a carcajadas.

— ¡Chernóbil!. — exclamó Ovidio. 

— Y Elena, tipo: "Wey, ni te topo". — bromeó Ismael. 

Ellos no lo sabían, pero lo estaban haciendo enojar.

Algo que tenía Alfredo, es que era muy entregado en todo. Y en cuestión de amores también lo era, llevándolo de la mano con ser muy pasional; así que realmente el amor que él daba era puro y sincero, a pesar de tener una reputación de mujeriego.

Cuando Alfredo se enamoraba, que había sucedido solo dos veces, lo hacía desde muy del fondo de su corazón y sentimientos. 

Porque él sabía lo que quería. Tenía muy en claro lo que era para solo un rato, y lo que era para toda la vida 

— Ya, Carni. Sabes que es broma. — Iván lo abrazó al verlo con una cara de pocos amigos — Acuérdate que Bros before hoes

— Chinga tu madre, wey. Respétala. 

— Ya, ya. Está bien, perdón.

— Pues entonces no se les olvide traer juguitos de manzana del gerber. — dijo Ovidio — De esos es del que le gusta a mi compa Leo. 

— De eso yo me encargo. — dijo seguro Alfredo.

...


ELENA

— Claro. Sabes que sí... Bueno, nos vemos... Chaoo. Besitos. — después de unos largos minutos, Cristina cortó la llamada. 

— Por la manera en cómo hablabas. Supongo saber, quién te llamaban era Vicente. — dijo Monse. 

— Supones bien. — sonrió — Adivinen qué...

— Qué. 

— Acaba de invitarnos al cumpleaños de Iván aquí en su casa en Maza, pasado mañana. Y obviamente le dije que sí. 

— Pero Karla ya se va. No estaremos completas. 

— Ustedes diviértanse, chiquillas. Lo merecen. — dijo mi amiga cerrando su maleta. 

— Quédate. Yo te pago la semana. — le dijo Cristina. 

Karla sonrió de lado y negó.

— No te ofendas, pero no podrías. Además. No puedo tomar del pie a Gaby, cuando me da la mano. 

— ¿Entonces?. 

— Vayan ustedes. Si no se me hubieran acabado las vacaciones, saben que sería la primera en apuntarme a ir. 

— ¿Quieres que te acompañemos?. — le pregunté. 

— Naah. Les mando mensaje cuando ya vaya a subir. — me abrazó, para después darle un besito a Leo — Te voy a extrañar, mi niño. 

Acompañamos a Karla al lobby y ahí la despedimos.

Más tarde salimos a dar una vuelta al malecón y después más tarde nos fuimos a cenar a un restaurante.

Volvimos a tocar el tema de la fiesta de Iván. Finalmente nos terminamos convenciendo y Cristina nos explicó un poco como iba a estar el rollo.

Al parecer la casa estaba algo lejos del hotel, así que lo más seguro y probable, era quedarnos ahí. 

Me daba algo de pena darles molestias, si apenas los conocía. Pues no sólo era yo, sino también Leo.

Aunque honestamente por una parte me emocionaba volver a Alfredo. 

La verdad estaba muy guapo, y sin dejar de mencionar que era muy atento y servicial con Leo y conmigo.

He de confesar que, en mí crecieron falsas ilusiones de yo poder llegarle a gustar. Pero siendo honesta, quién iba a querer entablar una relación conmigo sabiendo que mi prioridad siempre sería Leo.

Era mejor dejar ese tema por la paz.  


¡Ups! - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora