Entramos al lugar donde supuestamente estaban los amigos de Vicente, y como era de esperarse, obviamente era al aire libre. Todavía se podía ver gente a unos cuantos metros.
Ojalá y no, pero si llegaba a pasar algo, por lo menos podíamos gritar.
Eran alrededor de cinco hombres, contando a Vicente, que estaban ahí. Que, al darse cuenta de nuestra presencia nos miraron curiosos, pero luego nos regalaron una sonrisa.
— Buenas. — dijo uno chaparrito.
— Buenas noches. — dijeron unos al mismo tiempo.
— Buenas noches. — respondimos.
— Miren muchachos. Ella son Cristy y sus amigas. Karla, Monse y Elena. — nos señaló — Y muchachas, ellos son mis carnales y camaradas. Son Serafín, Ismael, Ovidio e Iván.
— Falta Joaquín y el Alf. — dijo Ismael, creo.
— Ah, sí, sí. También. Por cierto, ¿Dónde andan?. — preguntó.
— Fueron por más cheve. — respondió quién creo yo era Serafín.
— Ayy, mira Seraa. Un bebé. — exclamó, creo que Ovidio acercándose a mí.
La verdad si me sentí algo incómoda, pero eso se fue cuando vi que empezó hacerle cariñitos a Leo y él se reía.
— ¡Déjalo, rata!. Lo vas hacer llorar. — lo regañó Iván.
— No creo. — dijo cuando Leo le dio los brazos.
Mira que confiado.
— ¿Puedo?. — preguntó cuando le extendió los brazos.
— Sí.
Leo se empezó a reír cuando le tocó la cara al chico. Y él solo le sonreía.
— No seas grosero, Leo. — dije bajito.
— Ay no te preocupes, sólo está jugando. ¿Verdad?. — mi pequeño sólo le sonrió — De veras que soy un encanto con los niños, chingao.
— Naah, no es para tanto. — dijo Iván — Seguro te le pareciste curiosito, y nomás se la cura de ti.
— Envidioso. — lo miró mal, y volteó su rostro a manera de estar indignado.
— Bueno, plebes. — habló Vicente — Gustan algo de beber. Whisky, vodka, tequila, ronsito. ¿Ustedes elijan?.
— Igual también hay cerveza. Lo que gusten. — dijo Ismael.
Cada una empezó a decir que era lo que querían tomar, hasta que me tocó a mí.
— Yo creo que agua, está bien.
— Elena. — reprochó Cristina — Dijiste que si tomarías.
— Pero tengo que estar al pendiente de Leo. — me excusé.
— Sólo será una. — dijo Monse.
— Una, no es ninguna. — habló Vicente.
— Ándale, anímate. — dijo Karla.
Ay, señor.
— Sólo una. — acepté.
NARRADOR OMNISCIENTE
Dentro de la palapa estaban aquellas nueve personas conociéndose. Mientras que las chicas trataban de tomar confianza, los Guzmán y Zambada sin querer, las hacían reír con cada tontera que les ocurría.
Y por fuera, nuevamente se acercaban Joaquín y Alfredo, con las cosas que habían prometido traer. Ambos venían riendo y agarrando cura, cosa que se pudieron dar cuenta los demás, debido a sus escandalosas risas. Pronto aparecieron dentro del lugar, evidentemente haciéndose presentes.
Elena y Alfredo no lo sabían pero, se reencontrarían después de dos años. Y en ese lapso de tiempo, muchas cosas habían cambiado. Pero, ¿Qué era?.
Y no solo parte de su físico o ideología, si no; que ambos, uno de ellos sin saber, ahora tenían un ser que, aunque no lo pareciera, los necesitaba a ambos.
Pero sólo el destino, sabía que era lo que pasaría.
— Aquí están. — dijo Joaquín suspirando — Bien muertas como lo pidieron — Mira. — empezó a chiflar, mientras le quitaba el hielo con su navaja, a una de los botes que estaban dentro de la hielera.
— Qué pedo Ratón. Por qué traes una bebé. — preguntó Alfredo, aun sin darse cuenta de la presencia de las amigas de Cristina.
Alfredo pellizcó levemente la mejilla del pequeño, y este empezó hacer pucheros buscando a su madre que no se encontraba cerca.
— ¡Ya ves!. Ya lo incomodaste. Ya lo hiciste llorar. — dijo Ovidio fingiendo molestia.
Empezó a arrullarlo, tratando de calmarlo. Pero solo se soltó a llorar más fuerte.
— Perdón. Sólo quería... — calló cuando miró a las demás chicas sentadas en los sillones que estaban por ahí — Lo siento. Que grosero. Buenas noches. — empezó a saludarlas estrechando su mano al igual que su hermano — Mucho gusto, me llamo Alfredo.
— Buenas noches. — respondieron.
Vicente por segunda vez volvió a presentarlas, pero sin que Elena estuviera presente.
— Y el pequeñín, se llama Leo. Y es hijo de... ¿Dónde está Elena?. — volteó a los lados.
— Fue al ba...
Los pasos apresurados de Elena, quien se puso casi enfrente de Ovidio, interrumpieron a Karla.
— Si quieres darmelo para poder calmarlo. — le dijo a Ovidio, que aún seguía cargando a su hijo.
— Pensé que podía hacerlo yo. — dijo desanimado, entregándole al niño.
— No te preocupes, Ratita. Ya viene tu plebita, y ahí sí agárrate porque es de ahuevo que lo tienes que hacer tú. — Iván le dio unas palmaditas en la espalda.
— Y ella es Elena. Mamá del pequeño. — dijo Vicente con una sonrisa — Elena, ellos son mis camaradas, Alfredillo y Joaquín.
— Alfredo, Chente. — corrigió a su amigo.
Cuando ambos se dieron la mano, Elena sintió cómo algo se removió dentro de ella. Mientras que él, se había quedado embobado ante la belleza de tal mujer.
No podía dejar de verla.
Sin siquiera darse cuenta, que era la misma mujer que estuvo buscando como loco. Alfredo sentía que nuevamente le habían robado el corazón.
Otra vez se había enamorado.

ESTÁS LEYENDO
¡Ups! - JAGS
ChickLitEspero y sea de su agrado HISTORIA CORTA 🔜 Abril 12, 2023 🔚 Abril 23, 2023 (TODO es totalmente FICTICIO)