XII

3.6K 263 14
                                    

— ¿Qué...?. Cóm... — me sentía confundida.

— Los resultados no mienten, Elena. — cerró los ojos por un momento — Te lo estoy pidiendo de buena manera, por favor. 

— ¿Le hiciste una prueba de paternidad a mi hijo?. — dije molesta mentiras miraba la hoja — ¿Pero con qué derecho?. 

— Es nuestro hijo, Elena. Nuestro. — aclaró 

— ¿De dónde carajos sacaste esa idea tan... — maldita sea, hasta me trababa del coraje.

— Mira... No miento. — empezó a quitarse la camisa. 

¡Puta madre!.

— ¿Qué haces?. 

— Mira. — me señaló su espalda — Son los mismos que tiene Leo, justo en el mismo lugar. ¿Si o no?.

Me quedé sorprendida. 

Inmediatamente el flashback de esa mañana vino a mi mente.

— Eres tú. — fue lo único que dije. 

— Necesito por favor, que me digas cómo pasó todo esto, Elena. ¿Por qué no te recuerdo?. — sentí la tibiez de su mano en mi mejilla — ¿Por qué te dejé ir?. 

Me le quedé viendo por unos segundos. Su mirada parecía melancólica, y pude notar como sus ojos estaban ligeramente rojos y cristalinos.

Si un largo suspiró, antes de tomar valor.

— ¿Recuerdas el antro Clubbers, en Culiacán?... — asintió — Y recuerdas lo que pasó una noche de junio, hace dos años. — sentía que en cualquier momento iba a llorar.

Abrió ligeramente su boca, pero la cerró cuando se acercó hacia mí y me abrazó.

— No sabes cuánto tiempo te busqué como un loco, Elena. Me enamoraste como pendejo desde ese día. — ahora había juntado nuestras frentes — Dime... ¿Por qué te fuiste, Elena?, ¿Acaso tienes idea de cómo me puse cuando ya no te vi a lado mío?.

Ahora me sentía realmente mal. Por qué si los dos sentíamos exactamente lo mismo, tenía que pasar todo esto.

— No pensé en que me iba a enamorar de ti. — sorbí mi nariz — Creí que eso había cambiado, cuando te volví a ver en Mazatlán... Creí haberme enamorado de alguien más, pero no... Eras tú.

— Me siento un pendejo por no reconocerte. — soltó una risa sin chiste. 

— Ni me lo digas. — rodeé los ojos — Al menos yo sí te vi estando sobria a la mañana siguiente. Mínimo te me hubieras hecho familiar.

— Y... Qué le pasó a tu cabello. Yo te recuerdo rubia. 

— Sólo era tinte, Alfredo...— sonreí — Cuando tuve a Leo, mis prioridades cambiaron. Mi tiempo lo consume él, pero no me arrepiento de nada.

De pronto llegó Leo hacia nosotros gateando. Alfredo no lo pensó y se agachó para tomarlo en sus brazos.

— Hola, Leo... S... Soy papá. — noté como sus ojos se volvían aguadar mientras sonreía. 

Algo se removió dentro de mí. 

Aún era algo raro esto, pero por lo que veo, para Leo no, pues hasta parecía como si lo conociera de toda su vida. 

Conexión padre e hijo, supongo.

No sabía qué es lo que pasaría más adelante, pero ahora sabía que quería a Alfredo fuera parte de la vida de Leo.

— Tal vez suene atrevido de mi parte, y quizás algo random pero, ¿Quieres quedarte a cenar?.— sentía mis mejillas arder, me estaba poniendo nerviosa por hablar con él.

— ¿De verdad?. 

— Sí. Creo que sería lindo que convivieras con él, o... ¿Te parece muy pronto?. 

— Me encantaría quedarme a cenar. — sonrió. 

... 

— Esto se siente tan bonito. — dijo sin despegarle la vista a Leo, que ya está dormido en la cama  — No puedo creer que me he pedido de mucho. 

— En verdad lamento que todo esto haya sido así, Alfredo. De verdad. — suspiré — Pero creo que lo que ahora importa, es el futuro.

— Es verdad. 

— Ven. Hay que salirnos, porque luego se podrá despertar si seguimos hablando. — susurré — Tiene sueño ligero.

Alfredo asintió para luego darle un beso y salir junto conmigo. Llegamos de nuevo a la sala y nos sentamos en los sillones que estaban ahí.

— Elena, tenemos que hablar muchas cosas. — dijo viéndome. 

— Lo sé. Sé que sí.

— Yo, quiero pedirte que... Que me dejes ser parte de él. — volteó a verme — Quiero convivir con él. Tomar mi lugar, como su papá.

— No necesitas pedirme nada, Alfredo. Es el lugar que te corresponde. No podría quitarte ese derecho, ni hacértelo... Mucho menos a él.

— Gracias. — susurró y yo le devolví una sonrisa — Y... Sobre nosotros. — empezó acercarse.

— ¿Nosotros?. — pregunté nerviosa. 

— Sí... — dijo asintiendo — Acabas de confesarte. Yo lo hice el día que te fui a dejar al hotel. — sentía su aliento chocar en mi rostro. 

— Quieres... Hablar de nosotros. — confirmé sin dejar de ver sus labios. 

— Quiero un nosotros, Elena. Un nosotros junto a nuestro hijo. — depositó un beso en mis labios que fue tomando forma y calor.

Entre besos y caricias, las cosas se fueron dando. Nuevamente esto se estaba repitiendo, a diferencia que nada malo podría salir esta vez 

Sentía como bajaba mis bragas al igual que sus besos. Hasta que por un momento se detuvo y pasó sus dedos por debajo de mi vientre.

— Es... Es mi cesárea. — dije con pena — Perdón. Yo... Odio esa marca tan horrible.

— No quiero que odies la marca de algo, que nos entregó a lo mejor que nos pudo haber pasado. — sentí como besó varias veces el área, hasta bajar un poco más.

Dios, mío...



Nunca se especificó que era la cena 👀😏



¡Ups! - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora