Rubius al ser rechazado por Vegetta regresa a su casa llorando, al escuchar un ruido proveniente del ático decide averiguar que es. Encuentra un collar con un cuarzo de color azul con detalles celestes brillando, decide ponérselo... Sin sabes que gr...
Otra mañana normal para muchos. Pero no normal para cierta dos personas en una casa.
—¿Que puedo hacer para desayunar?—Se preguntaba un castaño de ojos verdes con un delantal rosa mirando la cocina.
« Ya intenté hacer waffles y casi quemó la casa y no diré porqué » Pensó para acercarse al mueble y sacar de ahí una caja de polvo para hornear.
—Quizás si hago muffins...
—Buenos días—Rubius dió un pequeño brinco para mirar hacia atrás encontrándose con el pelinegro.
—Ostia chaval... Que susto me has dado—Río un poco para volver a darle la espalda y seguir pensando que podía hacer con el polvo para hornear.
—Oh yo... Lo siento
—No te preocupes... Ahhh... ¿Que podemos hacer para desayunar?
—¿Waffles?—Negó con su cabeza—¿Panqueques? ¿Leche con cereal?—Recibió la misma respuesta—¿Que tal huevo frito, tocino, pan tostado y jugo de naranja?
—Eso suena guay, vale, lo haremos—Empezó a dar pequeños brinquitos mientras empezaba a traer las cosas y dejarlas sobre la mesa para empezar a cocinar.
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Para cocinar no tuvieron problema. Se ayudaban o pasaban las cosas. Después de haber desayunado ambos se encerraron en sus habitaciones. Quackity en la de Rubius y Rubius en la de sus padres.
—Me Preguntó que haré cuando lleguen mis padres—Murmuró mientras tenía la computadora en su regazo para investigar lo del collar.
—Que hacer si tú collar trajo a un chico de otra dimensión—Dijo pasando sus dedos por cada tecla.
"El collar de la luna azul"
Su cara expresaba confusión, entro a la página para ver qué la imagen del collar era el mismo que el suyo. Abrió la boca pensando si llamar o no al pelinegro.
—¡Quackity!—Se levantó bastante rápido llevando la computadora en ambas manos.
Entró a su habitación sin previo aviso viendo al chico acostado con la vista a la tele.
—¿What?
Dejo su aparato en el escritorio y agarró el control de la tele para apagarla. Dejo de nuevo este en su lugar.
Acabo de nuevo en la cama con su computadora en su regazo. ¿La diferencia? Que a su lado estaba Quackity.
—¿Que pasa?—Preguntó otra vez mirando la pantalla dónde mostraba la foto de su collar—¿Que hace eso ahí?
—Busque en Google sobre si es normal que un chico aparezca en tu casa. Luego me salió una página con el nombre "El collar azul" y encontré esto... ¿Crees que tenga algo que ver?
—No—Negó para mirarlo obvio—Es que ese collar tiene la marca de los dientes de Doña Florinda—El castaño entendió el sarcasmo—Pendejo.
—Busquemos algo que nos ayude—Dirigió su vista a la pantalla para comenzar a deslizar sus dedos por el teclado.
