Capítulo 13: "Recuperar a Belly"

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-No puedo creer que tengamos la joya –Celebró victoriosa.
Estaban dirigiéndose al bosque para rescatar a Belly. Era madrugada, los primeros rayos del sol se asomaban a lo lejos y sólo quedaban dos horas para cumplir las 48 horas.
Los raspones de sus pieles comenzaban a arder y otros a sangrar. Pero no era tema de conversación por el momento, lo único importante era apurarse.
Luego de la escapada exitosa de los delincuentes corrieron y corrieron. En alguna que otra oportunidad los alcanzaban pero Jack y Sabrina terminaban con ellos como terminaron con los debiluchos. Hasta que por fin se cansaron de perseguirlos y se escondieron en un callejón.
-Fue difícil, pero es imposible que nosotros nos rindamos –Sonrió el chico.
Entraron y se sumergieron en el corazón del bosque, donde Belly ya esperaba impacientemente.
Dos Grownies los recibieron y los acompañaron hasta la reina.
-¿Dónde está Belly? -Exigió Sabrina pero no obtuvo respuesta, sólo una mirada consoladora de parte de Jack.
Caminaron lado a lado por un pasillo que parecía no tener fin, escoltados por los Grownies. A los costados había millones de puertas, habitaciones y más salas, era un lugar enorme para vivir, pero el olor era desagradable. Jack y Sabrina de vez en cuando evitaban respirar por la nariz.
Llegando al final del corredor, había un enorme y alto trono, en donde se encontraba sentada espléndida Iris.
-Bienvenidos, qué agradable recibirlos, ojalá tengan en manos algo más que una visita –La voz de Iris era una mezcla de cálida y fuerte. Demostraba su poder mediante palabras y acciones.
-Gracias, sí además de nuestra visita podemos ofrecerle un abrazo –Bromeó Sabrina riéndose por la repentina transformación de la cara alegre a seria de Iris- Es chiste, bien, ¿Jack, haces los honores?
-Claro –Abrió su mochila y una fuerte luz verde salió de allí. La joya tenía luz propia.
Los ojos de Iris brillaron, al igual que su rostro.
Jack le entregó la joya y la reina mostró una sonrisa de oreja a oreja.
-Es más hermosa de lo que imaginé –Esbozó al borde de la emoción.
-Sí lo es, ahora podría liberar a Belly ¿No? –Inquirió la chica.
Iris exhaló y le hizo señas al Grownie de su derecha.
Belly salió de una puerta muy cercana y fue corriendo a abrazar a Sabrina. Un abrazo eterno, cálido y familiar.
Las lágrimas llegaban hasta el mentón de ambas, hasta en el mentón de Jack que también se unió al abrazo.
-Sabri, no sabes cuánto te extrañé –Sollozó.
-No te imaginas cuánto te extrañé yo, pero ya estamos juntas –Sonrieron.
Despidieron a Iris que aún seguía tan feliz como una niña al regalarle una casa enorme de muñecas.
Y se fueron de las manos, corriendo y huyendo, de las pesadillas que tuvieron que soportar estos días.
En el camino Belly preguntó el motivo de tantos raspones y Sabrina le contó todas las aventuras que había superado con Jack. Le contó cómo habían saltado desde el balcón del museo y cómo se habían librado de los delincuentes.
El amanecer ya había pintado el cielo de destellos rosas y naranjas, mientras Sabrina, Belly y Jack recogían sus cosas y marchaban hacia el norte, como siempre, dónde el  portal los esperaba ansioso.

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