Capítulo XI

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Después del incomodo desayuno, y aprovechando que era fin de semana, Juliana y Gala se adentraron en la organización de la habitación de la pequeña. Más que nada se trataba de organizar los juguetes y las estanterías del espacioso lugar y de paso concluir los pocos deberes que le quedaban a la menor y debía presentar en el colegio al día siguiente. La adulta estaba perdida en sus pensamientos, en los problemas que trajo consigo aquel estúpido silencio ante la propuesta de Valentina, se reclamaba por no decir sí cuando moría de ganas de hacerlo.

- Es increíble, voy a ver a mi mami en una competencia, es mi sueño hecho realidad – comentaba Gala batiendo sus ojos con emoción y suspirando – Será maravilloso y seguro que mi mami y Utopía ganan todos los eventos.

- Me alegra que estés feliz, pequeña, y que puedas ver a la señora Valentina competir – respondió Juliana seguido de una imitación de sonrisa que salió peor de lo que pensó.

- Tú también la verás, solo no lleves a tu novio porque a mi mami no le gusta – aclaró y la mayor se sorprendió. Un rayo de esperanza se cruzó ante sus ojos.

- ¿Por qué dices eso? – preguntó mientras continuaba organizando los libros en la habitación de la menor.

- Por la cara que puso ayer en la cafetería – contestó sin más – Salimos de allí como caballo de carreras y luego en el camino estuvimos en silencio hasta llegar a casa.

- Javier no es mi novio – necesitaba dejarlo claro – y si estábamos ahí fue solo coincidencia – Gala sonrió.

- Pues mi mami piensa que sí lo son – Juliana suspiró imaginando la cantidad de cosas que pudiera estar pensando Valentina, debían ser tan horribles que no era capaz ni de escuchar sus explicaciones. Otra vez tenía ese sentimiento de querer golearla, por tonta, y besarla, por celosa, esa mujer la iba a enloquecer.

Durante un par de horas Valentina se encerró en su despacho para revisar algunos temas de trabajo, su abogado le había compartido el resultado de la auditoria y los números finales del robo sistemático a su ganado por parte de quien fuera su "amigo" y capataz por varios años. El individuo había sido detenido y llevado a prisión a la espera de un juicio, pero su abogado le recomendó hacer una auditoria y pedir la devolución total del dinero que sustraído y una indemnización por daños y perjuicios. La verdad es que a ella le importaba poco y nada el dinero, solo quería verlo pagar por haber mordido la mano que le daba de comer, así que le pediría a la justicia que pagaran con la cárcel sus bajas acciones.

- No me interesa ningún acuerdo que no implique su permanencia en prisión – le dijo a su abogado por teléfono y este la interrumpió.

- No lo entiendes, podemos quitarles todo, a él y sus cómplices. Dejarlos en la calle y ... – intentó convencerla.

- Quien no entiende eres tú. En la vida hay muchas cosas más importantes que el dinero, como el respeto y la decencia, este individuo ultrajo mi confianza y se aprovechó de mi familia por años. Lo quiero refundido en la cárcel y que lamente haberse metido con una Carvajal – hablaba con dientes apretados, llena de ira y rabia.

- Vas a perder la oportunidad de ganar mucho dinero, ¿estás segura? – preguntó.

- Solo quiero de vuelta mi ganado y que se hunda en la cárcel – respondió antes de colgar. Cerró sus ojos y se quedó pensando en lo enrollada que estaba su vida, no se trataba solo de sus problemas en la hacienda sino también de que se había vuelto a enamorar y su corazón estaba dolido al pensarse no correspondido y sentirse burlado. El sonido de un mensaje entrante en su móvil la trajo de regreso a la realidad.

Luna EncantadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora