Aquella mañana, como de costumbre, el desayuno fue bastante silencioso por parte de la señora Carvajal, a pesar de los constantes intentos de su hija por hacerla sonreír. La morena intuía que algo le pasaba, pero cómo saberlo si esa mujer parecía una caja fuerte de secretos e ira. Mientras ella y Gala salían para ingresar a la camioneta que las llevaría al colegio, la vieron discutir con uno de sus empleados.
- ¿Tu mamá siempre es así con sus empleados? – preguntó Juliana cuando estuvieron en marcha.
- La mayor parte del tiempo sí, pero no es mala - respondió la pequeña - Solo que se enoja con mucha facilidad.
- Parece que odia a todo mundo - dijo por lo bajo, pero la niña lo escuchó.
- Ella sufre mucho - dijo Gala con tristeza - sé que extraña mucho a mi mamá y, aunque ella no lo acepta, necesita a alguien que la cuide y la acompañe. Una persona que la haga reír y que esté con nosotras.
- No te pongas triste - le sonrió levemente - Seguro pronto tu mami encuentra esa persona que necesita y mientras eso pasa tú la cuidas y la mimas mucho.
- ¿Y me vas a ayudar a hacerlo? - esa pregunta le hizo saltar el corazón - Por favor - suplicó la pequeña.
- Por supuesto que sí, te voy a ayudar en lo que necesites, pero recuerda que la felicidad de tu madre también depende de ella misma - aclaró.
Conforme pasaban los días, las cosas en la hacienda parecían ir en dos líneas paralelas muy distintas. Por un lado, en la casa grande, todo era color de rosas. Gala estaba feliz con su nueva dinámica de vida, hasta había logrado tener dos nuevos amigos en su colegio, y con toda la atención que recibía de parte de su madre que, siguiendo el consejo de Juliana, ahora pasaba más tiempo con ella y compartían actividades que antes eran impensadas para la menor, como los videojuegos, jugar en la casita del árbol o simplemente ir a una función de teatro infantil en el pueblo. A Valentina todo eso le hacía muy bien, la niñera tenía razón, ella y su hija se necesitaban, pero no solo para estar unidas por el dolor o la tristeza sino para tenerse y aprender juntas que la vida sigue y que rendirse no era opción. Empezaba a adorar los fines de semana para pasear con su pequeña, escuchar todas sus aventuras en el colegio con sus nuevos amigos y los viernes por la noche en que su hija y la pelinegra presentaban sus avances en el piano. Era hermoso ver la sonrisa de Gala mientras tocaba y disfrutar de la belleza de su talento.
Por el otro lado, en las operaciones de la hacienda, las cosas no iban tan bien. A raíz de la desaparición de varios de sus animales, Valentina decidió contratar un investigador privado para llegar hasta el fondo de todo el asunto del robo durante el pastoreo y los resultados no fueron nada agradables para ella. No solo le habían estado robando caballos y reses, sino que también sustrajeron herramientas de trabajo del campo. Era una especie de pesadilla que la puso de muy mal humor, peor que de costumbre, al punto tal que los últimos días no se soportaba ni a sí misma. Pero quién podría culparla, las perdidas en dinero eran importantes y ni hablar del dolor emocional que significaba el descubrimiento de toda aquella trama.
Según el investigador, a unas horas de la hacienda, había una pequeña finca donde se localizaron los animales perdidos y dicha propiedad estaba a nombre de Luciano Santander, padre de Nicolas. En principio no lo podía creer, pero en cuanto vio las fotos de los animales con la marca de su hacienda y una copia del documento de propiedad de las tierras bajo el apellido de su capataz todo empezó a cobrar sentido. Él era la persona que le había estado robando, con razón el resto de los empleados ni se habían percatado.
Esa noche al llegar a casa, se sentía tan molesta y asqueada que ni siquiera fue capaz de presentarse ante su hija para darle las buenas noches, permaneció en la sala, se sirvió un whisky y empezó a leer nuevamente toda la documentación que le entregó el investigador. No cabía duda, durante años la habían estado robando en sus propias narices mientras ella confiaba en aquel joven al que conocía desde pequeños. Se sintió estúpida, llena de rabia y si pudiera golpearse a sí misma lo habría hecho. Cuando lo entendería, la vida siempre te jode de una manera o de otra y siempre utiliza a los que quieres para que duela más.

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Luna Encantada
FanfictionLa vida de una joven viuda, Valentina Carvajal, y su pequeña hija, Gala, cambia para siempre cuando reciben la llegada de Juliana Valdés, la nueva niñera.