- ¿Sabes cuál es el problema contigo? - preguntó molesta - Que piensas que tienes la verdad absoluta y en lugar de escucharme prefieres volver a encerrarte y alejarte de mí porque en el fondo también tienes miedo - la ojiazul frunció el ceño - Tienes tanto miedo como yo a que diga que sí, a que tengamos una relación y seamos felices.
- ¿Ahora es mi culpa? Porque te recuerdo que has sido tú quien se ha quedado callada cuando te propuse ir para adelante con lo nuestro - respondió en tono de reproche.
- ¿Y esa es tu excusa para juzgarme? - refutó - Lo que viste en la cafetería no fue nada. Yo solo estaba ahí, tomándome un café, para pasar la molestia de saber que tú y Gala estaban en casa de Isabella. Y de repente llegó Javier y se sentó, no quise ser maleducada, y nos pusimos a hablar de cualquier cosa, nada importante - la ojiazul la miró fijamente intentando ver algún resquicio de duda o mentira, pero no había nada. La morena hablaba con honestidad.
- Juls, yo ... - quiso hablar, pero la estuvo.
- Tú ya decidiste tener tu propia verdad y me parece perfecto, me limitare a atender a Gala, como me pediste, y no te molesto más - dicho esto se retiró y, por un instante, Valentina quiso detenerla, pero no serviría de nada. Al menos no esa noche.
Cada una en su habitación lidiaba con la tristeza, y cierto punto de rabia, por saber que sus errores las habían puesto al borde del abismo, los sentimientos estaban ahí, el amor y esas ganas de estar cerca también. Sin embargo, eso parecía no ser suficiente para superar sus miedos y empujarlas a dar los pasos correctos en la consecución de la felicidad que tanto merecían.
- ¡Maldita sea! - se lamentó en voz alta Valentina mientras repasaba su pelo con sus manos - ¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué no solo corres allí y se lo dices? Le tomas del rostro y la besas hasta quitarle las dudas - tomó su móvil y buscó su contacto - Soy una estúpida, pero te amo - escribió
- Una niñata, eso es - decía Juliana en la oscuridad de su habitación - Se supone que debería ser la madura de las dos, pero no. Es una celosa, tonta, mal pensada y que no ve más allá de sus narices - apretaba los dientes - es tan hermosa, me gusta tanto como me besa.... Que frustrante eres Valentina Carvajal, ¡que frustrante! – ahogó su grito en la almohada.
La mañana siguiente, muy temprano, Valentina salió a cabalgar, necesitaba oxigenar sus pensamientos y calmar toda la vorágine de sensaciones que recorrían su cuerpo. Ese beso con la niñera y la posterior discusión la habían dejado descolocada, sin energía y, peor aún, sin ideas de qué debía hacer. Pedirle disculpas, darle tiempo, esperar que ella se acercara. Se sentía tonta, como una adolescente que se enamora por primera vez y no sabe cómo actuar, a lo mejor ese era el problema y Juliana tenía razón, ella también era victima del miedo y todo aquello no era más que un autosabotaje.
- Dime, guapa, ¿qué se supone que debo hacer? - preguntó a su yegua mientras la acariciaba - ¿Pedirle perdón? ¿He de reconocer que me ganaron los celos? - Utopía permanecía atenta a lo que decía su amiga - ¿La amo, sabes? Cada vez que me besa es como si pudiera tocar el cielo con las manos y cuando me mira es como si escapara a mi propio paraíso personal. Tengo miedo de haberlo arruinado y de que se quiera ir, dejarnos a Gala y a mí - permaneció un largo rato reflexionando y luego se metió a nadar en el río.
Al llegar a casa tuvo que desayunar sola porque Juliana y Gala habían partido hacia el colegio, o eso intentó porque la verdad es que solo jugaba con los alimentos en su plato mientras continuaba pensando en la discusión de la noche anterior.
- ¿No tienes hambre? – la ama de llaves la sacó de sus cavilaciones.
- ¿Qué dices? – preguntó porque no la había escuchado.
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Luna Encantada
FanficLa vida de una joven viuda, Valentina Carvajal, y su pequeña hija, Gala, cambia para siempre cuando reciben la llegada de Juliana Valdés, la nueva niñera.