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-¿dónde se encuentra tu estado mental ahora?

minho lleva sus sombríos ojos hacia changbin al escucharle a sus espaldas, sin siquiera haberse girado hacia su mejor amigo, estando parado frente al grandísimo ventanal, con vista hacia la ciudad de seúl, en la última planta del edificio, de traje negro y las manos en los bolsillos. su fría mirada desinteresada, levantada, haciendo su perfil más acentuado, con aquella serpiente tatuada en el cuello.

-mierda, minho, no me mires así -changbin se para de la silla giratoria- es sólo que a veces en serio pareciera que desapareces de aquí.

el castaño le corre la mirada y finalmente se gira.

minho siempre ha sido así, y todos lo saben bien. un hombre distante y silencioso, nunca sabes cuál será su siguiente paso.

-sólo eres tú, que hablas demasiado.

changbin ríe, tomando la cajetilla de cigarrillos de su bolsillo.

-no tenemos trabajo esta noche... -el pelinegro pone el cigarrillo entre sus gruesos labios rosados- dime que hoy si vas a-

-no -le interrumpe minho, inmediatamente.

changbin frunce el ceño, mientras minho está quitándole la cajetilla, robándole un cigarrillo.

-minho.

-no.

-vamos, hermano.

-ya te dije que no -repite el castaño, prendiendo el cigarrillo entre sus labios.

changbin suspira pesadamente.

aún siendo el único mejor amigo de minho, la única persona que ha conocido sus mil facetas, el castaño era difícil de convencer a veces... o siempre.

-no has ido al club más de... no lo sé... ¿cinco veces? -changbin lo observa, volteándose nuevamente hacia el ventanal, distraído- a veces podrías... no ser tan, tan cerrado.

minho le mira, con el cigarrillo colgando de una mano, y con la otra mano metida en el bolsillo.

-me conoces, ¿verdad?

changbin se calla por un segundo, y luego responde.

-por supuesto que sí.

-¿entonces por qué me pides ir?

changbin se calla definitivamente, levantando ambas cejas, dándole una calada más al cigarrillo.

era verdad, él sabía que minho no aceptaría ir al club nocturno otra vez. es tan privado, que las pocas veces que había aceptado, parecía que sólo quería largarse. mientras los demás mafiosos parecían babear ridículamente por las y los strippers, él se encontraba solo, sin nadie capaz de quitarlo de donde se encontraba sentado, alejando a cualquier ser humano de su espacio personal, bebiendo whisky como si ni siquiera pudiera sentir el ardor tocando su garganta, con su amarga mirada perdida en algún punto imaginario, mientras todos enloquecían a su alrededor.

minho es como un gato negro. esquivo, solitario y oscuro... sin duda existía algún sentimiento profundo en él, pero nadie podía ser capaz de revelar ese intocable espacio en su corazón... ¿podría eso cambiar alguna vez?

pero, ¿por qué se siente tan incapaz de amar? él está aburrido de aquella pregunta dando vueltas en su cabeza.

aunque, ¿por qué se lo pregunta, de todas maneras? no tenía tiempo para eso, no podía tenerlo. desde pequeño le enseñaron que, siendo un lee, no necesitaba amor en su vida. entonces, sólo pasa sus días, convenciéndose a sí mismo de que no piensa en eso.

black mamba - minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora