—No, no existe ningún ritual que le adquiera un poder a su hija.
Soobin y Yewon estaban sentados frente a la médium.
El muchacho actuaba como si fuera un traductor, aunque realmente escuchaba a Yewon, para después comunicarle aquello que decía a la médium. Yewon se podía escucharla, pero la mujer a ella no.
—Pero... No sé que opinen de transferirle los poderes de él a la pequeña —apuntó al más alto—... Ese sí es un ritual que puedo hacer, si a ambos les parece. Básicamente consiste en tomar tu poder de ver y comunicarse con cualquier ente, y que ella pueda tenerlos. Lo único que te costará es que no vuelvas a ver a Yewon, ni a algún otro ente jamás en tu vida. Pero supongo que eso es lo que deseas, ¿no?
Soobin no podía evitar sentir algo de tristeza, al pensar en que no podía volver a ver a Yewon. Aunque no se le hacía mala la idea, todo sea para que sigan juntas y Minji esté consciente de ello.
—¿Tenemos que traerla aquí? —preguntó Yewon.
Soobin repitió la pregunta a la medium, y esta asintió.
—Pero vengan aquí en 3 semanas. Yo no practico rituales y lo más seguro tenga que buscar a alguien que esté en otra ciudad, porque en lo que mi respecta, no hay suficientes personas con estos poderes aquí en Seúl. ¿Les parece bien?
Ambos asintieron. Soobin se levantó del sillón y le otorgó el dinero a la mujer.
Consiguiente salió con Yewon del lugar. Ella lo tomó de la mano. El auo lo tenían estacionados al otro lado de la calle, así que tendrían que atravesarla. Aunque ella se quiso adelantar un poco.
—¡Espera Yewon! —exclamó del susto cuando ella se soltó del agarre y se paró enmedio de la carretera. Los autos la atravesaban, y ella se reía.
Soobin la veía, estaba más serio que nada. Y ella sólo se carcajeaba.
Él terminó cruzando la calle. La volvió a tomar de su mano, y rodeó con el otro brazo su cintura para apurarla y llevarla de inmediato al auto.
Ambos entraron, y el encendió el auto.
—Que bromista saliste Yewon, te aprovechas de que puedo verte que olvido eres un fantasma.
—Lo siento... pero trata de no gritar, can a pensar que estás loquito por hablar solo.
Él suspiró, y comenzó a manejar en camino hacia su casa.
—Lo bueno es qué hay manera de hacer que Minji te pueda ver.
—Sólo queda ver cómo sacar a Minji de esa casa...
•
—¡Entra! Te ves más sospechoso quedándote ahí parado —ella lo jaló del brazo, indicándole que abra la ventana.
Él suspiró y lo hizo, con suerte no tenía seguro. Yewon en cambio cruzó la pared, y llegaron a la sala de la casa de la abuela de Minji.
—¡Minjiiiii! —habló fuerte Yewon, a lo cual la niña sale de su habitación.
Ella se quedó de pie, con sus manos hacia atrás y juntó sus pies. Observó al muchacho desconocido, y abrazó con fuerza a su muñeca de trapo que traía.
—Minji —llamó una vez más su mamá, con un tono de voz más suave. Se hincó frente a ella, y la tomó de sus hombros—. Te presento a un amigo mío. Se llama Soobin.
Él le sonríe y la saluda aguantando su mano al aire.
—Hola, soy Soobin.
Ella agita su mano también. Después toma la mano de su muñeca y hace que esta le salude también. Los dos adultos se rieron de lo tierno que les pareció aquello.
Los ojos de la pequeña regresaron a su mamá, y la miró triste.
—Mamá, ¿cuándo me iré de aquí?... Nana me dijo cosas muy feas... Y me pegó con el cable porque no lavé bien su plato —respondió, con unas pocas lágrimas sobresaliendo de sus ojos.
"Nana", como ella llamaba a su abuela. A Yewon le daba náuseas escuchar aquel apodo.
—¿Dónde te pegó? —limpió las lágrimas de la niña. Esta se giró, apartó su cabello a un lado y pudo ver que tenía morado su cuello, y parecía que continuaba por toda su espalda.
Soobin vio la escena sintiendo bastante lastima. Rompió su corazón ver que las lágrimas de Yewon siendo transmitidas hacia Minji.
La puerta se abrió y por consiguiente, fue ferrada, indicando que la mujer había llegado.
Yewon tomó lo Soobin de la mano, y a Minji de la otra, y se fueron de inmediato a la habitación de la niña. Le indicó al chico que se metiera debajo del colchón en su suelo, y ella lo taparía con la sábana. Y así fue.
—¡¿Qué hace la ventana abierta?!
La señora llegó enfurecida hacia la habitación de Minji, y al verla la jaló de su brazo.
Soobin sintió una culpa enorme. Y Yewon solo comenzó a gritar que la soltara, sin ningún éxito claro.
—¡¿Qué estabas planeando hacer mocosa?! —la zarandeó con fuerza— ¡ESTOY HARTA DE QUE SIEMPRE ANDES DE CURIOSA MINJI!
—¡DÉJALA EN PAZ MALDITA VIEJA ASQUEROSA! —gritó ahogadamente Yewon, toda histérica.
Con cada grito, las luces comenzaban a parpadear.
—Niña desgraciada —levantó su mano, con intención de darle una cachetada.
—¡NOOOOOO! —gritó con mucha más fuerza, una que no había probado anteriormente. Esto provocó que los focos, y cada cristal se reventara, a su vez que cada luz se apague. Se escuchó más de una explosión y Soobin salió a ver lo que sucedió.
Corrió hacia donde la niña, para tomarla en brazos mientras que la señora al parecer se había caído, y no solo eso. El se fijó con mayor atención. Estaba crucificada al suelo, con los vidrios encajados en sus manos y pies para que se quedara quieta. Además tenía los cristales incrustados en su boca, y los ojos demasiado saltones.
"Esto es peor que El Conjuro" pensó Soobin.
Soobin cargó a Minji, para llevársela de ahí. La niña no lloraba, pero si se quedó impactada ante lo que vio.
Yewon no aparecía. El muchacho revisó en la habitación de la niña, y el resto de la casa.
"Es un fantasma, sabe como regresar a casa."
ESTÁS LEYENDO
take care • soobin
ParanormalTERMINADA. Soobin era un muchacho de 22 años recién graduado de la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de Seúl con honores. Consiguió un trabajo poco antes de culminar los estudios, en una clínica en la misma ciudad. Vive solo, en un ap...